[ENTREVISTA | FOTOS] Carla Peterson: la mujer más vista | Clarín

Protagoniza la ficción con más rating de la TV (100 días para enamorarse) y la película argentina más taquillera del año (Animal). Retrato de una actriz madura.


Por Silvina Lamazares
Foto: Julio Juárez



La ansiedad ajena que la rodea para que vuelva a grabar no le cambia el modo. Si da una nota, ella cuida ese espacio y detiene conceptualmente los relojes, sin complicar el tiempo de nadie. Pero, especialmente, protege el microclima que sabe crear entre dos. Para este encuentro, eligió un almacén de vinos que queda frente a los estudios de Telefe, en Martínez, donde realiza 100 días para enamorarse (a las 21.45). Un plato con pollo y ensalada, agua mineral y buena memoria condimentan la charla que va y viene entre la actriz madura que es -tranquilamente en el podio de las mejores- y la nena que se fascinaba viendo a Jerry Lewis y Fred Astaire. Soñaba, tal vez con no tanto. Hoy protagoniza la ficción más vista de la TV y la película argentina con mayor cantidad de espectadores, Animal, dirigida por Armando Bo.



- En una televisión tan alicaída como la nuestra, ¿cómo se vive rondar a diario los 17 puntos de rating?
- Lo siento como un mérito del equipo, tiramos todos parejo. Cuando me llamaron tenía la intuición de que una idea así podía funcionar muy bien. Lo que me alegra es ver a la gente contenta, está sorprendida con la chance de poder engancharse otra vez con algo de la tele abierta.

- Cuando hablás de “una idea así”, ¿de qué hablamos?
- De lograr una comedia normal, real, algo cotidiano, sin ser costumbrista del todo. Con Nancy (Dupláa) teníamos el pálpito de que lo que estábamos haciendo era por donde habíamos previsto. Y pasó algo que no suele pasar y es que el segundo capítulo midió mejor que el primero y el tercero mejor que el segundo.



-A 10 años de “Lalola”, ¿sentís la evolución que hiciste como comediante?
-Sí, claramente. Ésta no podía ser una comedia más de hacer chistes. Acá no hay sólo humor. Crecí y necesitaba contar historias de una madre . Y no sólo historias de amor netamente románticas. Tenía ganas de hablar a fondo de los vínculos, de parejas, de amistad, de maternidad, de familia.

-A veces, bienvenidos los años...
-Por supuesto. Yo tengo 44 y desde hace un tiempo empecé a buscar personajes con algo más para contar que la humorada efectiva. En estos diez años aprendí un montón, pruebo cosas permanentemente. Haber hecho cine me llevó por otro camino de la expresividad.

-Hay una base teatral tuya muy sólida, en la que se ve la huella de Miguel Guerberof (su gran maestro, que murió en 2007).
-Es que cuando estudiás se nota. Y hay algo de la práctica que también suma mucho. Y en este programa quise mezclar un poco de todo, lo teatral, lo cinematográfico, lo televisivo... Porque las actuaciones son más sutiles. Estamos haciendo personas normales, comunes, no es Lalo que se transformó en Lola. Laura (su personaje) es una señora que trabaja, tiene dos hijos, se está separando de Gastón (Juan Minujín), tiene una amiga de toda la vida (Dupláa, que se reencuentra con su ex, a cargo de Luciano Castro). Es una mujer que no se mueve en el glamour ni en la estridencia. No es la heroína clásica de la telenovela que dice ‘Te amo’ y se le cae una lágrima. A Laura le pasan cosas como a cualquiera de nosotras. Es una mina posible. Traté de sacarle el velo de personaje melodramático y de quitarle un poco de mis típicos chistes.

-¿Chistes que salen sólo en el trabajo o en la vida en general también?
-En la vida, siempre. Al menos trato. Genuinamente me salen cosas divertidas y eso me gusta de mí.

-¿Vos también hacés un culto de la mistad como Laura?
-Sí, tengo muchas amigas y muchas son actrices. No hay tiempo para ver a todas, pero el sentimiento está. Y para eso ayuda mucho el mensaje.

-En el catálogo de las amigas, ¿cuál serías: la que da consejos, la gamba, la que habla sólo en primera persona?
-La que tira algún consejo, una calma. También soy la que pide información, la que pregunta, la que no sabe. Y la que pide ayuda cuando necesita. Tengo muchas amigas de la infancia, porque fui 12 años al mismo colegio, el Santa Unión de Esmeralda y Córdoba, escuela católica. Con ellas tenemos un grupo de whatsapp.

-Que se llama...
-“Colegio”, no somos muy creativas.

-¿Y en ese grupo sos Carla o Carla Peterson?
-Ahí soy Poi, como me decían cuando era chica.

-¿De dónde sale eso?
-Mis papás me decían “Pollito”, “Poíto”. Y quedó Poi. Y hasta Montaña rusa fui Poi para todo el mundo. Pero me dijeron “Bueno, hay que ponerte un nombre para los títulos”. Entonces me puse de nombre artístico el real.

Entrevistada ideal para hablar de lo que surja, abre el juego sin reglas. La música funk de fondo matiza la nota y ella le da la mano a los recuerdos y marca el camino. Entonces aparece la nena que “decía que quería ser actriz, sin saber muy bien de qué se trataba. Me gustaba jugar, divertirme, ir a bailar y tratar de que me diera bola el chico que me gustaba”.

¿Ya eras bonita de chica?
-Digamos que era de las graciosas, más que de las lindas. La graciosa amiga de los varones.

-¿Y en las fiestas planchabas (pregunta no apta para millennials)?
-Los chicos que me gustaban siempre tardaban en sacarme a bailar. Pero a mí no me importaba.

-Cuando vas con la memoria a esos días, ¿te reconocés?
-Sí, de muy chiquita ponía música y bailaba como loca. En general me daba vergüenza y entonces iba a mi rinconcito y ponía mis casetes donde nadie me veía, era bastante tímida. Pero en mis cumples sentaba a todas y yo cantaba... Cantaba muy mal.

-¿Te hacías la Raffaella Carrá?
-Raffaella, Los Parchís, el disco que me ponía mi papá. Que encima tenía que esperar que viniera a darlo vuelta o a cambiar la púa.

De las postales del padre pasamos a las de la madre, abogada como su personaje de la televisión: “Le estoy haciendo casi un homenaje en vida, porque saqué de ella muchas cosas para componer a Laura”.

-¿Ella te ve y se ve?
-Y, un poco sí. La llaman y le dicen “es igual a vos cuando te conocí, María Rosa”. Yo trabajé en su estudio, me mandaba a hacer trámites, cosas aburridas. La recuerdo y recreo cosas. Ayer me llamó para decirme “ojo que no se dice así, se dice así”.

-¿Y vos cómo sos como mamá?
-Comparada con la educación que nosotros tuvimos soy demasiado flexible. Un poco desordenada. Llego tarde, cansada de grabar, pero igual le pido (a Gaspar, de 5 años) que juegue conmigo. Compartí mucho tiempo con él cuando vivíamos en Washington (su marido, Martín Lousteau, fue nombrado Embajador argentino en los Estados Unidos).

-¿Extrañas esa vida?
-No. Quedaron lindos recuerdos de esa época. Tenía una vida de exposición y luego volvía a casa y se recuperaba lo cotidiano. Yo no tenía demasiadas obligaciones. Viví cosas muy únicas, fue una buena etapa.

-¿Tenías que estar todo el tiempo arreglada?
-Más o menos. Usaba los jeans los domingos para quedarme en casa. El look era medio formal. Tuve que entender un par de cositas de protocolo al principio, pero luego me acomodé.

Y después de un año y medio volvió. Tan igual a la que se había ido. Una de sus virtudes es evolucionar sin cambiar, lo que le permite echar la vista atrás y descubrirse en un puñado de anécdotas que la pintan con los colores de siempre.


RECUADROS


-Habla la nieta de Julia y Felipa: el recuerdo de sus abuelas

Carla en los brazos de su abuela materna Felipa, "la nonna". Foto: álbum familiar.

Carla con Julia, su abuela paterna. Ya estaba el pelito "a lo Peterson"

La memoria recorre la infancia y se acurruca en los brazos de las abuelas que ya no están, pero la siguen emocionando. Y entonces recuerda sus vacaciones “en Salta, en la casa de mis abuelos. Había un subsuelo hermoso, donde mi nonna tenía su taller de costura y yo bailaba para ella. Se llamaba Felipa y me hacía unas humitas tremendas. Era la mamá de mi mamá y había nacido en Italia”.

-¿Alguna de las dos abuelas te vio consagrarte?
-Sí, las dos. Mi abuela Julia, la mamá de mi papá, llegó a trabajar en programas de televisión conmigo. Estuvo en Los exitosos Pells (2008, por Telefe), por ejemplo. Era espectacular, cantaba, recitaba, se divertía como loca. El día anterior a morirse estaba internada, se sacó la mascarilla y me dijo “cuando necesites que vaya a actuar en la tele vos me llamás que yo voy”. Fueron dos personas muy importantes para mí. Y ahora me encanta ver a mi madre convertida en abuela de mi hijo.

-En el programa más exitoso


Con 16,2 puntos de rating promedio desde su debut -el 7 de mayo-, 100 días para enamorarse (lunes a jueves a las 21.45, por Telefe) es la ficción más vista en lo que va del año. Protagonizada por Peterson, Nancy Dupláa, Luciano Castro y Juan Minujín, la tira de Underground habla, en clave de comedia romántica, de amistad, de amor, de inclusión, de sexo, de todo. Tiene una gran realización y alto nivel actoral. Agil, divertida y comprometida.

-En la película más taquillera

Lleva tres semanas en cartel -se estrenó el 24 de mayo- y, gracias a las casi 400 mil personas que fueron a verla, Animal es la película argentina más taquillera de lo que va del 2018. Protagonizado por ella y Guillermo Francella, el filme de Armando Bo es fuerte y provocador. Según la crítica de Clarín, “un thriller desesperante”. Y permite ver a una Peterson totalmente corrida de su registro habitual. Enorme trabajo.

-Una luchadora por la legalización del aborto
Conseguida la media sanción en Diputados a la legalización del aborto -causa por la que ella viene luchando junto a un comprometido grupo de actrices-, Carla le contó a Clarín: “Esto ya nos mejoró. Y, como dijo la diputada Carla Carrizo, ‘hacer historia va a ser que salga la Ley (...) Vamos a tener la paciencia para esperar, como esperamos toda la noche'. Aprendimos lo que la unión es capaz de hacer”.

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