Notas sobre el estreno de ''Un año para recordar'' en los diarios Argentinos

“Acá la trama va a ser más interesante que los personajes”

A la protagonista de la nueva ficción pergeñada por Sebastián Ortega se le regala la oportunidad de volver a vivir su último año. Los actores hablan del arte de hacer reír, de la apuesta por una estética distinta y de por qué la comedia es un arma cargada de futuro.


Por Mariana Mactas

La casa es preciosa. De esas con las que se sueña cuando aparecen en algún catálogo de venta online. Tiene un pasillo ancho con suelo de damero, jardines de invierno con enredaderas y una cocina americana llena de luz. Parece mentira que sea producto de la imaginación, pero es la casa de Ana (Carla Peterson) y Víctor (Rafael Ferro) en Un año para recordar, la nueva tira de Underground que estrena hoy (va de lunes a jueves) a las 21.30 por Telefe. En su living, con los reflectores apagados asomando por el techo, la actriz y su amor clandestino en la ficción, Dante (Gastón Pauls), se toman un recreo de las grabaciones para hablar sobre esta comedia con elemento fantástico, triángulo amoroso y malentendido gigantesco.

La estética, siempre muy cuidada, vuelve a emparentar el producto con las series que llegan por el cable. La aventura es la de esta mujer atrapada en un matrimonio infeliz que se encuentra con la tragedia justo cuando está a punto de separarse de Víctor para entregarse a Dante. A la manera de Hechizo del Tiempo, Ana se despertará un día para descubrir que ha viajado atrás en el tiempo. Pero no un día, como le pasaba al bueno de Bill Murray en el film de Harold Ramis, sino un año entero. Esta vez, la propuesta de Sebastián Ortega abandona la sofisticación de las redacciones de revistas (Lalola), las agencias de publicidad o los canales de tevé (Los exitosos Pells) para centrarse en un supermercado. ¿Nacional y popular? Nah.

“Estos programas sacan el brillo a todo –dice Peterson, entusiasmada–. Un supermercado podría ser un lugar de opresión y sin embargo está lleno de luz. Quizá no es real, pero el mundo es como uno lo quiere contar. Podría ser una comedia más naturalista. Por ejemplo, Campi hace de un sindicalista y lo hace muy en serio: por momentos te da risa, por momentos te angustia un poco, pero nunca es el cliché del sindicalista, el que todos están esperando ver, el que siempre se hace, y eso tiene un brillo muy particular. No porque sea una comedia se cuenta todo de manera liviana, ni se cae en la exageración de la tele: yo no llevo cortinas de pelo largo, estoy adornada pero sin adorno, los personajes son agradables pero no exaltados. Y cuando más real es, más se cree esta historia fantástica.”

“Además –suma Pauls–, hay una interpretación de lo que la realidad argentina es, y se juega un poco con eso. Este supermercado es ficción, y no se está pidiendo que sea un documental porque hay un juego, una adaptación más global. En algunos lugares hay supermercados así, en otros lugares del mundo. Se sale un poco de esa cosa local que obliga a contar siempre las cosas de una manera. Es una apuesta, ni mejor ni peor que otra, una elección artística que no puede ser juzgada ni por críticos, hay que respetarla.” Peterson señala, entonces: “Yo miro series, al menos un par de capítulos de cada una, para ver qué proponen, los nuevos recursos visuales, cómo actúan los actores, porque si no, nos acostumbramos a que si el plano es así, y suena un ruido allá, pongo esta cara para ese lado, y así vamos perdiendo verdad. En esta tira hay algo de suspenso, Ana ve cosas que se mueven, y a mí me gusta ver películas tal vez no muy buenas, que cuentan ese tipo de situaciones con dramatismo. Lo estético está muy cuidado en todos los productos de Ortega. He llegado a repetir escenas que habían salido perfectas porque el clima de la luz no era el que requería la situación: hay una apuesta a contar de determinada manera y me gusta mucho trabajar así.

–Se estrena en un año competitivo, con por lo menos cuatro ficciones en los canales líderes que ya están en el aire, ¿qué público imaginan que encontrará la tira?

Peterson: –Es un programa con una idea muy simple pero a la vez complicada, porque vuelve el tiempo y así se habla de destino, del misterio de quien maneja el tiempo, cosas que no son ninguna tontería. Yo veo mucho el material en crudo, las escenas pegadas sin adorno, sin música, sonido. Es una experiencia sorda que me encanta, porque en la tele todo es muy rápido, se edita, se arma y va al aire, y cuando veo este material sordo, creo que, si saliera así, se bancaría igual. Creo que ese público puede ser muy amplio, con gente que gusta y no gusta de la tele. Cuando hice otros programas con Sebastián, muchos me decían que se habían metido a ver tele con el programa. Quizá fue porque sucedían en universos que atraían a esa gente: una redacción, una agencia de publicidad. Esto es algo mucho más simple, un mundo que todos conocemos, pero con una trama más interesante que los personajes. Si nosotros los actores nos agarramos de la trama, el personaje va a aparecer. No tenemos que componer. Hay situaciones que se actúan dos veces, de una manera y luego de un año que se repite, la misma situación se da de otra manera. Ahí vas viendo qué le conviene al personaje. Y el espectador es muy cómplice de lo que está pasando, sabe más que los personajes. En el primer capítulo tenía que hablar con cada personaje nombrándolo, para que se supiera quién es quién. Pero ya en el segundo no, porque ya habíamos entrado en un universo. La historia es la que importa, no los sujetos.

–¿Y cómo se llevan con las presiones por ganar audiencia? Carla, vas a competir en la misma franja con tu amiga, Griselda Siciliani (Los Unicos, por el Trece).

Peterson: –Sííííí. Estamos aceitando los patines, lo digo porque siempre tenemos ganas, las dos, de hacer esa historia de la patinadora que le rompe la pierna a la otra, Nancy Kerrigan. Mirá, cuando hice Lalola no había ningún riesgo, estaba en canal América y ahí aprendí que estaba bueno hacer un buen producto porque además de la competencia hay mil cosas que pasan con una propuesta. Hacer un buen producto hace que sucedan cosas que uno ni imagina, gente que se interesa por un formato, acá y afuera, y esas cosas empezaron a ponerme mucho más nerviosa que la competencia. Así que no me fijo en eso. Luego, no sé cómo es el público que mira televisión, y a veces me parece que es raro, sobre todo cuando hay algunas cosas con mucho rating que me llevan a preguntarme: ¿pero realmente la gente ve esto? Con Griselda estamos emocionadas, felices porque somos dos amigas que nos conocimos trabajando y estamos ocupando hoy, en un momento en que se hacen tantas cosas, con tanta expectativa puesta en cada producto, un lugar importante cuando hace muy poco estábamos preguntando dónde me puedo cambiar. Esto nos emociona mucho y nos sorprende que nos pase al mismo tiempo.

Pauls: –La competencia en televisión es muy particular. Todos contra Juan hacía 4 puntos en América y para mí significaba una cosa maravillosa, también pasaban otras cosas. Hay otra medición que tiene que ver con la calle, con otras cosas que se generan que también entran en esa competencia. No es sano estar pensando en eso. Está en el medio, pero yo laburo y vengo a pasarla bien, cosas que van juntas porque la mayoría de programas que funcionaron bien en la TV argentina es porque tenían detrás una gran química en el equipo. Me encantaría lograr un equilibrio, entre canales, productores, gente de Ibope: que si hacen 32 puntos El Elegido y Herederos, le den 16 a cada uno y ganan todos. ¿Es realmente tan interesante si uno hace más que el otro? Ojalá la mitad vea Los Unicos y la mitad nos vea a nosotros. Los programas que se están planteando están buenos todos, lo mejor sería que todos siguieran, en lugar de encontrar cuál de ellos irá al tacho. Por otro lado, todos sabemos que no es sólo lo que mide la audiencia: se han bajado programas porque a un anunciante no le gustó una palabra de uno de los libretos. Es tan relativo lo que tiene que ver con el éxito, el reconocimiento y la competencia que no debería preocuparnos demasiado a los que venimos a ponerle el cuerpo todos los días. Nosotros no tenemos las armas ni los instrumentos para manejar eso. Si jugás en un equipo de fútbol y te enfrentás con otro, seguramente ganará el mejor. Pero acá, aunque le pongamos todo el amor y la garra, llegamos hasta un lugar, y en los últimos minutos, miramos el partido de afuera. Así que no podemos quemarnos demasiado la cabeza.

Además, está bueno que haya ficción, pero a mí me gusta la ficción clara, con la suficiente honestidad en la producción y en el equipo para decir: esto es ficción. No como otros programas que son de ficción pero a la gente le venden que son de verdad, que lo que ocurre en pantalla es realidad cuando se trata de una ficción encubierta. Eso me parece peligroso. Una cargada al espectador.

–La química entre los personajes parece importante en una comedia romántica. ¿Cómo trabajaron la relación entre Ana y Dante?

Pauls: –Recién se conocen, ella huye de mí para esquivar su destino, yo la sigo porque siento que ella es mi destino, y creo que se genera ahí algo que para mí es uno de los principios básicos de la comedia. Un balance, como en una pareja cómica, como en Olmedo y Portales que se la pasaban uno al otro, eso de recibir lo que uno da, tomarlo, devolverlo de una forma distinta, hasta que se genera un circuito atractivo. Acá es Carla-Ana la que maneja un tipo de humor y mi personaje viene de una realidad más cruda. Así que lo incorporo como actor: veo a Carla haciendo un personaje bastante marcado y me causa gracia, entonces al personaje le causa gracia esta mujer, me enamora que esté tan loca, y está loca con razón, porque es la única que ve que está viviendo un año atrás. Es más, vamos a dar acá, a Página/12, una primicia: El secreto de sus ojos gana el Oscar ¡y ella lo sabe! No le digas nada a Francella ni a Campanella, que se van a entusiasmar, ¡pero nosotros ya lo sabemos! Esa locura que tiene esta pobre mujer, a mí me parece divina, es hermosa, pobrecita, está loca, me mira de manera muy extraña. Y para mí, la comedia es eso: que a mí me parezca divino algo que para ella es un drama desesperante. En la comedia, el drama de uno al otro le parece gracioso.

Peterson: –Es como cuando alguien se cae en la calle y te reís antes de ayudarlo, te sale una cosa fuera de lugar total.

–¿Por qué se dice que la comedia es el género más difícil, tan duro es hacer reír?

Pauls: –Ahora ya no, pero antes a este mundo se llegaba y lo primero que hacían era darte un golpe para que lloraras. Eso condiciona el resto de la vida de un ser humano. Partiendo de esa base, cómo no va a costar hacer reír entonces. Yo no había hecho mucha comedia en televisión, excepto Soy tu fan y algo con Todos contra Juan; ahí descubrí que había una manera de decir cosas súper serias, en ese caso sobre la TV y el medio. Me parece que con la comedia en general –y basta ver lo que ocurre en los Oscar: es muy difícil que una comedia esté nominada– pasa que se la ve como un género menor

Peterson: –Pero cuando un actor de comedia hace algo serio, se gana el Oscar.

Pauls: –Es cierto. Y aunque hay una tradición muy rica de humor, de grandes comediantes argentinos, es un terreno en el que se puede seguir buscando muchísimo.

–Juan Perugia era un personaje con mucho de autobiográfico. ¿Hay, en estos dos, cosas de ustedes?

Pauls: –Sí, había algo muy físico en Juan Perugia que ahora no podría salir. Sin embargo, Dante tiene varias personalidades y va cambiando de acuerdo al caso que le toque investigar. Eso lo convierte en un ciclotímico, con una psicosis particular y yo, que soy actor, padezco la enfermedad que tenemos no- sotros, con ese problemita de personalidad que nos lleva a querer ser varias personas. En eso nos parecemos y trato de construirlo desde ahí.

Peterson: –Ana es una chica de supermercado pero tiene sus privilegios porque es la mujer del hijo del dueño. Siempre que hago algo en una tira diaria se cuelan cosas que veo, que escucho, que me divierten, trato de guardarme algo para otro momento, busco de mí algo que tenga que ver con este personaje. Elegí que sea una persona que habla bien, porque me gusta escuchar a la gente hablar bien, y más en la televisión, siento que tenemos una responsabilidad en eso de conservar cosas que a veces se pierden. Tal vez Ana no tiene un vocabulario enorme, usa palabras simples, cotidianas, naturales, pero en esa simpleza no se opaca, al fin y al cabo es la heroína de una historia, un ser especial al que le pasan cosas únicas como para poder llevar encima los 150 capítulos. Ortega nos da la posibilidad de construir sobre los libros, si no sería repetir sólo la letra y eso es aburrido de ver. Pero él siempre confía mucho, por eso arma los elencos que arma. En este caso, hay actores que quizá no se conocieron demasiado y a lo largo de este programa se van a poder lucir un montón.

Ciertamente, el elenco de Un año para recordar promete. Está Mica, la mejor a amiga de Ana interpretada por Eleonora Wexler, además de Florencia Raggi, María Abadi, Roly Serrano, Campi, Gonzalo Valenzuela, Osvaldo Santoro, Valentina Bassi y Julieta Ortega, entre otros personajes que rodean a los protagonistas. Y aunque los tiempos de las grabaciones son tiranos, Peterson volverá a mezclarse con el teatro. No será esta vez para un proyecto autogenerado como Corazón idiota, la obra que desarrolló y protagonizó junto a Siciliani, sino para compartir escenario con la pareja de su amiga, Adrián Suar, en La Guerra de los Roses, a partir de mayo. Cuando alterne su uniforme del supermercado Grande con la guerra física que deja el amor conyugal después del amor.

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Fuente: página 12


Volver al pasado

“Un año para recordar”. Protagonizada por Carla Peterson, Gastón Pauls y Rafael Ferro, la comedia romántica de Sebastián Ortega se estrena hoy Telefe, a las 21.30. Aquí, la intimidad de las grabaciones, que transcurren en un supermercado construido en estudios, de un modo que parece verdadero.

13.02.2011 | Por Lucila Olivera lolivera@clarin.com

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CARLA PETERSON Y GASTON PAULS. SON AMANTES EN LA FICCIÓN PRODUCIDA POR UNDERGROUND Y ENDEMOL, Y QUE DESDE HOY EMITE TELEFE.


Extras y más extras recorriendo góndolas que rebalsan de productos. Sandías carnosas, de ésas que tientan a llevarlas al carrito enseguida, sólo que al tocarlas, acá son de telgopor. Lo mismo que los distintos tipos de quesos, o el membrillo. ¿Los limones? Una tentación: acá no llegó la inflación, los venden a $ 8 el kilo. Claro que son de plástico, lo mismo que las uvas, los duraznos peluditos y las bananas… Este es el Supermercado Grande, donde se desarrolla buena parte de Un año para recordar , la nueva comedia romántica que produce Underground y que esta noche, a las 21.30, debuta en la pantalla de Telefe. Ahí pasa la protagonista Ana, Carla Peterson, que se mueve como pez en el agua. Mira a Tomás, el apuntador, y lo carga. “¿Seguís acá?”, le dice, entre risas. Es que se conocen no sólo de los programas anteriores de la productora de Sebastián Ortega: Lalola y Los exitosos Pells (que ella protagonizó), sino hasta de Montaña rusa , donde ella y Gastón Pauls daban sus primeros pasos en la TV.

Es increíble la ambientación del supermercado. No le falta nada: tiene electrodomésticos, un sector de revistas, un barcito y una panadería con baguettes y medialunas de verdad, aunque duras como una piedra, ya que empezaron a grabar hace tres meses. Y ahora, que ya no se pueden mostrar marcas en los productos, todo está meticulosamente rotulado con marcas “propias”.

Cambio de escenario. En otro estudio, el 2, está la casa que comparten los personajes de Peterson y Ferro. Entra en escena Jaime. ¿Nuevo actor? No, es el perro que hace de mascota de la dupla. Y de alguna manera ya es la mascota del elenco: empezó a grabar cuando apenas era un cachorrito. Eso sí, habrá que retomar la escena unas cuantas veces para sumar bocadillos que lo incluyan. Es que en la escena hay comida de verdad, carne con papas finitas y doraditas. ¡Y no se la quiere perder! ¡Corten! Ignacio Brusco, el productor, avisa que la próxima escena será en el montacargas verdadero de Endemol, que usan como montacargas de la ficción. Los pasillos de la productora, además, se llenaron de estanterías metálicas con cajas. Sí, se aprovechó uno de los pasillos larguísimos para hacer de depósito. Sale del estudio Rafael Ferro, y le preguntamos sobre el personaje. “Soy Víctor Grande, un tipo que está siempre malhumorado, es la queja argentina personificada. Estoy casado con Ana, y con mi papá somos los dueños del supermercado. Yo lo padezco, porque detesto el supermercado; creo que estoy para negocios más importantes. Quiero vender todo, comprarme un Audi, e irme a vivir al Caribe. No soy malo, pero no estoy bien”.

En la ficción, su padre es Francisco (Osvaldo Santoro), un hombre de negocios arraigado a las tradiciones y a la herencia familiar. Este desconfía de la capacidad de su hijo Víctor para los negocios, lo subestima y no cree que pueda entregarle el mando completo del negocio a pesar de que su salud ya comienza a resentirse. Ahora, fuera de la ficción, Ferro está radiante: “Es que con Carla ya trabajé en Lalola , y hay otros actores, como Cacho Santoro, con los que estuve en Ciega a citas . Creemos que éste va a ser un programa distinto, como fueron Lalola y Los Pells , programas con sello propio”, asegura el actor.

En un rato saldrán a exteriores. Pero antes de la escena en el montacargas, Carla deberá cambiar el pijama rayado por el traje de cajera de supermercado. Hay poco tiempo, pero ella, amable, aprovecha una pausa para pasar letra e invita a su camarín, que está decorado en blanco y naranja. Es un oasis. Apenas se traspasa la puerta, suena desde su computadora portátil, también blanca, Ella Fitzgerald.

“Estoy feliz. Conozco a todos los técnicos, así que eso me da una gran seguridad, hasta sé qué tipo de luz me van a poner en tal o cual plano. Cada vez que terminamos una escena, salgo corriendo a verla al control. Pero no es por miedo a que algo no esté bien. Al contrario, es porque me divierto como loca con todas las cosas que agregan y hacen después con lo que grabamos”.

Julieta Ortega está charlando con Eleonora Wexler: repasan, concentradas, la letra. No vamos a interrumpir. Ortega es Isabel, la ahijada de Francisco y enemiga personal de Ana. Está enamorada de Víctor, con quien tienen una relación de encuentros sexuales clandestinos. Su intención es convertirse en la mujer del dueño del supermercado. ¿La Wexler? Es la íntima amiga de Ana, la única que sabe su secreto (ver Quién es...

) “En cinco paramos a almorzar”, avisan desde el control central. Buscamos a Pauls, que acaba de simular quedarse encerrado en el bendito montacarga. ¿Cómo le habrá llegado la propuesta? “Yo con Sebas había hecho Ser urbano , una buena experiencia. Hace ocho meses, Pablo (Cullel, director de producción y contenidos de Underground) me convocó. Yo no podía, porque estaba en pleno quilombo de todo lo que me pasó (quebró su productora), pero me volvieron a llamar. Estaba triste y me hizo bien el llamado. Dije: ‘Saben quién soy, qué hice y qué no’ . Tengo un gran agradecimiento. En cuanto a mi personaje, Dante aparece accidentalmente en la vida de Ana, y se la cambia. Pero al tener la oportunidad de volver el tiempo atrás, intenta evitarme. El programa plantea eso: si se puede evitar lo que aparentemente está predeterminado. Pero además, Dante tiene una doble vida: es un agente secreto que va cambiando de personalidad según el caso que le toque investigar. Ella se enamora de alguien que no soy”.

Quien es quien en la historia

* 13.02.2011

Un año para recordar cuenta la historia de Ana (Carla Peterson) y Víctor (Rafael Ferro). Están casados desde hace varios años y trabajan juntos en el supermercado administrado por la familia de Víctor.

La relación de pareja atraviesa una larga temporada de desencuentros. Ana se propone todos los días conversar con Víctor para separarse en buenos términos y poder convivir con su verdadero amor, por ahora clandestino: Dante (Gastón Pauls).

El día que Ana decide tomar el control de la situación, Víctor la descubre despidiéndose de Dante. Entonces, se desatará un hecho trágico, que hará que Ana viva un giro de 180 grados en su vida. Al día siguiente, despertará con una extraña realidad: el tiempo retrocedió un año. Sólo Ana está al tanto del cambio, los demás lo ignoran. Así las cosas, ella volverá a transitar completo el último año de su vida. Su amiga y gran aliada Mica (Eleonora Wexler) será la única que conocerá este insólito gran misterio.

Con producción de Underground y Endemol para Telefe, el elenco principal se completa con Gonzalo Valenzuela y Julieta Ortega. También actúan Florencia Raggi, Osvaldo Santoro, Valentina Bassi, Roly Serrano, Gaston Ricaud, Maria Abadi, Juan Manuel Guilera, Laura Cymer, Alan Sabagh y Campi. Los libros son de Patricio Vega y Silvina Fredjkes, sobre una creación de Sebastián Ortega. La dirección, de Luis Ortega, Daniel De Filippo y Martín Mariani. Y Evangelina Salazar será la narradora en off.


Carla Peterson: Una actriz en busca del destino

Con Un año para recordar, confirma su lugar como protagonista indiscutida de la comedia televisiva

Domingo 13 de febrero de 2011 | Publicado en edición impresa
Natalia Trzenko
LA NACION
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Carla Peterson es una estrella. Y no sólo en el sentido aplicado a actores y actrices exitosos en su trabajo, capaces de encantar a público y crítica por igual y, sobre todo, de encabezar un programa en el horario central de un canal que compite por el primer puesto. Desde el 6 de abril de 2008, además de todo eso, Carla Peterson es una estrella de verdad, de esas que están en el cielo, de las que no necesitan cámaras, pero sí telescopios para lucirse en todo su esplendor. Es que ese día -el de su cumpleaños-, la actriz recibió como regalo de parte de sus fans en Rusia, agrupados en el sitio de Internet http://www.carlapeterson.ru , un certificado que asegura que ahora en el firmamento hay una estrella con su nombre.

Carla Peterson, la actriz, no la estrella ni la estrella actriz, dice que es lindo eso de tener fans en el exterior, que unas chicas de Rusia fueran a verla al teatro cuando hacía la obra Corazón idiota junto a su amiga Griselda Siciliani y que un día se hará un tiempito para viajar para allá. "Aprenden a hablar castellano con los programas. En algunos lugares como India daban Lalola y ni siquiera estaba doblada sino que muchas veces había un relator que contaba lo que decíamos y abajo se escuchaban nuestras voces", dice entre maravillada y extrañada. Porque no es normal que su cara sea conocida en países que no conoce, que haya páginas de Internet dedicadas a ella creadas en Polonia, Rusia y Brasil. Porque no es común tener una estrella con su nombre -el equivalente espacial del paseo de la fama-, cuya compra fue inspirada por un programa que dio comienzo a la trilogía de Underground y Carla que ahora, desde mañana, a las 21.30, por Telefé se completará con Un año para recordar. El tercer programa que la actriz protagoniza en la productora de Sebastián Ortega pero el primero que la tuvo en el elenco desde el principio. Un poco de historia reciente : la primera Lola de Lalola fue Nancy Duplaá y la Sol Pells original de Los exitosos Pells era Erica Rivas.

"Es cierto que esta es la primera vez en la que participé en el piloto del programa, aunque ahora el que cambió fue el otro protagonista [se fue Leonardo Sbaraglia y entró Gastón Pauls]. Ahora sé cómo es estar desde el principio", cuenta Peterson, pero lejos de sentirse orgullosa de, por fin y sin dudas, ser la que encabeza el programa, ella le teme un poco a la falta de cábala. "Lo charlamos varias veces: «Mirá si no nos va bien porque la cábala era que yo apareciera después del piloto pero bueno...", se resigna pero después aclara, como para no tentar a la suerte: "De todos modos este programa se iba a hacer antes como unitario".

Claro que aquella primera versión de Un año para recordar - de la que se hablaba al mismo tiempo que Underground y Endemol realizaban Botineras en Telefé- no prosperó y sí lo hizo ésta, escrita por Silvina Fredjkes ( Socias ) y Patricio Vega ( Hermanos y detectives ), en la que Peterson encarna a Ana María, una cajera de supermercado con un conflicto de calendario. El de ella, en lugar de ir hacia adelante, retrocede. Una especie de borrón y cuenta nueva que comienza con la muerte accidental de su marido (Rafael Ferro) en medio de góndolas y pisos bien limpios que terminarán manchados de sangre.

"Vuelvo feliz a mi casa después del día de trabajo y cuando veo el resultado final me pongo más feliz todavía. Puede parecer que este personaje tiene algo en común con el de Lalola pero es otra cosa. Hay otro código, otro mundo. Yo no me vi haciendo esto en la tele todavía. Algo parecido puede ser, porque siempre hay algo de uno en el personaje sobre todo cuando hacés una tira, pero nunca me vi como en el primer capítulo, por ejemplo. Es un registro nuevo. Creo, tampoco me gusta hablar así de mi trabajo", confiesa la actriz y la verdad es que se nota que no se trata de falsa modestia sino de una evidente incomodidad por ocupar el centro de la escena cuando las cámaras ya no están grabando. Más tarde dirá que prefiere que de su tarea como actriz hablen otros, cuando ya el programa lleve algún tiempo en el aire. Elegiría, si pudiera, que se hable de Ana María cuando ya sea un personaje conocido en pantalla y no parte del discurso de la actriz que la interpreta. Que la describe como una "chica simple, que no tiene muchos adornos. Ella va a trabajar todos los días, vuelve a su casa, vive con su marido y su perro. Para mí, era interesante que no se viera el peinado, que no se viera la producción. Pero, a la vez, tiene que tener cierta magia, después de todo es televisión".

Video: Trailer de Un año para recordar




El calendario según Carla

Cuenta la protagonista de Un año para recordar que el verdadero protagonista de la historia es el tiempo. "Lo que estaba escrito, lo indeclinable del tiempo, lo que tenía que suceder, la trama te lleva a preguntarte cosas sobre el presente, el pasado y el futuro", se entusiasma la actriz. En el centro del relato se despliegan cuestiones como el destino y la posibilidad de revisar lo vivido para intentar cambiarlo. Algo así como lo que hace Bill Murray en Hechizo del tiempo, pero con mucho menos cinismo y bastante más inocencia.

"No me engancho mucho con ese tipo de pensamiento. Yo juego mucho con mi agenda, con mi calendario personal. A veces me gusta compararme con cómo estaba el año pasado o trato de imaginarme qué hubiera sido si... ese juego me gusta. Siempre encuentro que estoy bien, que el balance es positivo. El hoy es mucho mejor de lo que me podía imaginar un año atrás. Qué pequeño que me hago a veces mi mundito. En el pensamiento, no en la acción. Porque en el día a día doy pasos importantes, tomo decisiones", dice firme. Entre esas decisiones figura la de hablar lo menos posible sobre el final de su pareja con Mike Amigorena y, en lo profesional, combinar el regreso a la tira televisiva con su primera experiencia en el teatro comercial en La guerra de los Roses junto a Adrián Suar. El novio de su amiga Griselda Siciliani. Esa que desde el lunes pasado protagoniza Los únicos, el ciclo con el que Un año para recordar competirá directamente.

"Con Griselda, si bien sabemos que hay una competencia entre los canales, pensamos en otras cosas. En la suerte y en las cosas del destino que hicieron que esto, estar ocupando este lugar tan importante que cualquier chica, mujer grande, teenager desea, nos pasara juntas, siendo amigas. Siempre nos decimos:« Qué vidas lindas que nos dieron y qué suerte poder compartir todo esto». Nos damos consejos, tenemos un amistad muy... ya a esta altura es más que una amistad lo que nos une. Es algo muy profundo. Nos hicimos amigas trabajando juntas [brillaron desde papeles secundarios en Sos mi vida ], ayudándonos siempre. Entonces que las dos estemos en este lugar en gran medida es gracias a la otra, al compañerismo, al empuje. Nos emocionamos mucho cuando vemos lo que nos pasa", detalla Carla como para dejar claras sus prioridades y que la ferocidad de la competencia entre los canales depende del ojo con que se la mire y que definitivamente no es el de ella.

"Está bueno competir con cosas buenas porque podríamos ir contra un ciclo de entretenimientos con un actor vestido de oso. Eso pasa y decís: «Uy mirá, era tan buen actor y ahora hace de oso tirándose de bomba a la pileta y lo dejan así, en el fondo». Por suerte este año arrancamos de otra manera. Claro que en los otros canales también hay cosas pero estos dos, [Telefé y El Trece] se pelean por la mayor audiencia. Claro...", dice separando la pelea por el primer puesto, por el mayor rating del horario central de lo que ella hace. Del trabajo que la llevó a encabezar una de las ficciones más esperadas del año y a ser una estrella en la TV como en el cielo.

Historias de góndola

Tan rico como el elemento fantástico que pone en marcha la acción en Un año para recordar es el universo de personajes que explora la tira a partir de situar la mayoría de sus escenas en un supermercado. Allí aparece su dueño, Francisco Grande (Osvaldo Santoro), un empresario a la vieja usanza que no cree que su hijo interpretado por Rafael Ferro sea capaz, o esté dispuesto, a continuar su legado. Entre sus empleadas están Micaela, la mejor amiga de Ana María, un papel con más de un secreto y el corazón de oro que le tocó a Eleonora Wexler como para redimirse de las muchas malas que interpretó en el pasado. Bastante más negativo es el papel de Julieta Ortega, Isabel, la encargada del personal que aspira a ser la primera dama del supermercado. A ese establecimiento llegará Dante (Gastón Pauls), un policía de una fuerza especial (aunque sin las habilidades extraordinarias de Los únicos ) que, en busca de un ambiente tranquilo dónde ocultarse y mantener su identidad en secreto, terminará encontrando a la mujer de su vida. Pero, desgraciadamente, ya está casada. Aunque el tiempo, rebobinado, podría cambiarlo todo.

Las otras chicas que encabezan

Llegar a protagonizar una ficción diaria puede ser un camino arduo para un actor. Los intérpretes que pueden hacer que un proyecto se convierta en realidad y que luego se sostenga en pantalla pueden contarse con los dedos de una mano. Entre los hombres, los indiscutidos, los de siempre, están Facundo Arana y Pablo Echarri. Además, últimamente, Luciano Castro y Gonzalo Heredia probaron que hay futuro para la tira. Pero cuando se trata de las protagonistas femeninas la cosa es un poco más complicada. La única indiscutida-hasta ahora-, la que hace que los productores se animen y el público se sume sin dudarlo es Natalia Oreiro, que este año volverá a dedicarse al cine y se mantendrá alejada de la TV. En otros tiempos, Celeste Cid tuvo la posibilidad de ser la heroína que toda telenovela necesitaba hasta que decidió bajarse de ese tren. Y aunque en la pantalla actual Paola Krum y Romina Gaetani protagonizan tiras diarias, está claro que tanto El elegido como Herederos de una venganza giran en torno de sus galanes. Pero después de Lalola yde Los exitosos Pells puede que el estreno de Un año para recordar cambie las cosas. Porque está claro que mientras todos se preguntaban cuándo volvería Natalia, apareció Carla, con ganas y talento para ponerse una ficción al hombro.



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