[Critica] Adrián Suar y Carla Peterson: una guerra taquillera en el teatro
Las dos funciones llenas del sábado demuestran que “La guerra de los Roses” ya es un éxito de taquilla en el Maipo porteño. En tono de comedia negra, con la música ad hoc y los efectos de Ivan Wiszogrod sumados a los apagones que llevan de una escena a la otra avanzando hacia la destrucción total de lo que fuera una vida familiar maravillosa (al menos desde lo aparente) para la pareja que integraban Octavio (muy eficaz Adrián Suar) y Bárbara (fantástica Carla Peterson para un rol muy exigente y al límite del ridículo), la fórmula funciona sin fisuras.
El vestuario impecable de Pablo Battaglia le da a Peterson la posibilidad de sentirse una reina y hablar desde esa altura, denostando y basureando permanentemente a quien fuera su marido (algo que las mujeres festejan desde la platea sin parar de reír), mientras que el personaje de Suar se victimiza buscando no llegar al único final posible.
Marcos Carnevale en la dirección del texto de Warren Adler, adaptado por Masllorens y del Pino, tiene un gran aliado en la escenografía que juega un rol de tercer personaje, desde la escalera hasta la fundamental araña y se alía a Alberto Negrín para situaciones muy bien resueltas como la del sauna, dando respiro con las entrevistas de los abogados (correctos Alejandro Paker y Fabián Arenillas).
Una propuesta para engancharse desde el humor negro y la crueldad de entender que a veces lo que fue amor termina así.
Fonte: Laubfal.com
El vestuario impecable de Pablo Battaglia le da a Peterson la posibilidad de sentirse una reina y hablar desde esa altura, denostando y basureando permanentemente a quien fuera su marido (algo que las mujeres festejan desde la platea sin parar de reír), mientras que el personaje de Suar se victimiza buscando no llegar al único final posible.
Marcos Carnevale en la dirección del texto de Warren Adler, adaptado por Masllorens y del Pino, tiene un gran aliado en la escenografía que juega un rol de tercer personaje, desde la escalera hasta la fundamental araña y se alía a Alberto Negrín para situaciones muy bien resueltas como la del sauna, dando respiro con las entrevistas de los abogados (correctos Alejandro Paker y Fabián Arenillas).
Una propuesta para engancharse desde el humor negro y la crueldad de entender que a veces lo que fue amor termina así.
Fonte: Laubfal.com
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