Tiempos compulsivos: historias fuertes en un universo de locos sueltos

Con libros de Javier Daulte, el unitario de El Trece reflejará desde hoy los trastornos que envuelven a la sociedad de nuestros días



De vez en cuando es un galpón. Con cúmulos de objetos apilados aquí o allá, y grandes espacios vacíos en el medio, como acostumbran a conformarse los galpones. Pero la mayoría del tiempo no. El interior de uno de los edificios del barrio de Colegiales que Pol-ka convierte en estudios donde graba sus unitarios semanales, se transforma cada tanto en un universo en el toman forma las historias que cada siete días atrapan a miles de televidentes y habitan los personajes que les dan vida.
En este caso, ese mundo es el que se crea en el espacio terapéutico al que asisten pacientes con trastornos mentales para recibir tratamiento ambulatorio, en el que se desarrolla la historia de Tiempos compulsivos, el unitario que desde hoy emitirá El Trece, los miércoles, a las 22.30
La sala donde se llevan a cabo las sesiones grupales de terapia, con las que Ricardo Buso (Fernán Mirás) trata de aliviar el malestar que aqueja a sus pacientes, es el centro de ese mundo imaginario que empezó a imaginar Javier Daulte hace más de un año y que empezó a tomar forma concreta dos meses atrás, cuando se iniciaron los trabajos de preproducción de este programa, del que actualmente ya hay grabados once episodios.
"Desde la dirección, en el trabajo de preproducción uno trata de encontrar la manera de no repetirse estéticamente a través de los años. Cuando hablo de estética me refiero a la dirección de arte, a la fotografía, al vestuario, que es lo que trabaja el director con recursos que le da el guión. En ese proceso tratamos de ir cambiando para cada ciclo que aparece. Y en general lo logramos. Si ves Vulnerables, Culpables, Locas de amor, Para vestir santos, El puntero o este programa parecen hechos por directores diferentes, aunque a todos me tocó dirigirlos a mí", cuenta Daniel Barone, uno de los directores de Pol-ka con más experiencia en este tipo de programas.
Mientras los actores y técnicos transitan los distintos ambientes que recrean el centro psiquiátrico de día, -en los cuales cuesta darse cuenta de que se trata solamente de un montaje de cartón pintado en lugar de una edificación con paredes sólidas- Barone se comunica vía celular y consulta con Daulte, con quien confiesa trabaja muy a gusto desde la anterior experiencia de labor conjunta que tuvieron en Para vestir santos. "Javier adaptó muy bien su experiencia del paso por el teatro para el trabajo en TV. Su manera de escribir tiene una estructura narrativa que no deja de lado lo audiovisual. Por otro lado, yo lo conozco por su obra en teatro y gracias a ello, cuando tengo que definir algo que no me resulta tan claro, lo hago a partir de ese conocimiento", revela Barone.
"Hago tele porque me gusta el medio. Si no me gustara me quedaría con el teatro porque sería tonto querer hacer teatro en un medio tan distinto como la televisión. Me dicen mucho que mis diálogos en televisión gustan, que tienen un estilo muy especial. Yo no soy muy consciente de eso. Es como cuando te dicen que tenés lindos ojos. Uno piensa que será cierto porque uno no se los ve, salvo que se los mire en un espejo", dirá Daulte durante la presentación del programa, un par de días después de la grabación.
Fernán Mirás, Gloria Carrá, Rodrigo de la Serna, Paola Krum, Carla Peterson, Guillermo Arengo y Pilar Gamboa -el elenco del programa- pasan de la risa al gesto adusto una y otra vez. De la actitud distendida y el chiste de camaradería a la tensión dramática que les impone el texto. Microfonistas y camarógrafos los rodean con pose de contorsionista para que ni su imagen ni su sombra invadan el cuadro en el que sólo la ilusión deberá ir tejiendo el interés por el mundillo de locos sueltos que presentará el nuevo programa.
"Solo trabajé dos veces en tira diaria. Pero aunque resulte increíble, tenía más tiempo que acá. Para estos unitarios trabajamos a un ritmo de cinco días por semana, en jornadas de diez horas cada día. Hay una exigencia de calidad muy alta y poco tiempo para conseguirla", explica Barone, antes de dar las instrucciones para grabar ¿por decimosegunda vez? una escena en la que Teresa, el personaje de Gloria Carrá, en un arrebato psicótico, toma del brazo a Esteban (De la Serna) y no lo suelta mientras mira al vacío como en un estado cataléptico.
"Lo compulsivo aparece en todos los personajes de la historia, no sólo en los pacientes. Es como en el caso de Para vestir santos, donde el problema central era la soltería de las tres chicas. Pero el problema estaba en todos los personajes. No había una sola pareja feliz en todo el programa. Acá no hay nadie que no tenga un problema. Las patologías que aparecen son las necesarias para que el relato sea atractivo. Si uno inventa una patología, después si la busca, existe. ¡Hay tantas!", sostendrá sonriente Daulte.
Entre los trastornos de los pacientes que asisten a la Fundación Renacer figuran el de Gerardo (Guillermo Arengo), un adicto al trabajo que no puede estar mucho tiempo sin conectarse a Internet, el de Inés (Carla Peterson) que tiene una compulsión a acumular objetos, obsesión por el orden y además trastornos alimenticios; el de Sofía (Pilar Gamboa), que tiene el cuerpo plagado de heridas y cicatrices autoinflingidas que ocultan dolores más profundos; el de Teresa (Gloria Carrá), que presenta múltiples personalidades que pujan por prevalecer una sobre la otra, y la de Esteban (Rodrigo de la Serna), el caso más complejo, ya que es un psicópata mitómano, con una lucidez arrasadora, que además tiene adicción al sexo. Quienes tratarán de aliviar los males de estos pacientes son Ricardo (Mirás), su colega y amigo Ezequiel (Juan Minujín) y la psicóloga Julieta Despeyroux (Paola Krum).
Una y otra vez, estos personajes se miran al espejo que oculta una cámara Gesell y con la asistencia de Barone van encontrando el tono justo con el que interpretar sus escenas. Del lado de los libros, Daulte confiesa que pasa algo similar. "El trabajo con los libros es muy dinámico. Las cosas se modifican porque uno se da cuenta de que hay algo que no funciona durante las grabaciones. Eso es parte de lo que me gusta de la propuesta televisiva", sostiene entusiasmado.

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