¿Quién es quién en Guapas?

La ficción que se prepara para llegar a la pantalla de El Trece, cuenta con 5 mujeres y sus desventuras como protagonistas. En la siguiente nota un detalle de cada personaje.



María Emilia García del Río (Carla Peterson):
Supo llevar una vida repleta de lujos y ostentaciones, gracias al respaldo de una familia sumamente adinerada. Pero la quiebra de la financiera donde tenía depositado el legado de sus antepasados dio por tierra con todas sus ínfulas y caprichos de “niña rica”. A pesar de haber perdido su capital, Mey no se resigna a su nueva condición y sigue sosteniendo una ilusión que ya no encuentra asidero alguno. Ya no viaja en primera ni tiene propiedades en Punta del Este. Ahora trabaja como azafata para una aerolínea, empleo que ella considera una “excentricidad” que le permite viajar por el mundo, cuando en realidad es el medio para ingresar mercadería “de contrabando” y conseguir algo de dinero extra para ocultar su estrepitosa caída de rango social. Está enamorada de Francisco Laprida (Rafael Ferro), un piloto casado que, a primera vista, no tiene intención alguna de separarse de su mujer. Este vínculo cuasi enfermizo le impide fijarse en un compañero, Rubén Donofrio (Alberto Ajaka), quien la quiere tiernamente, pero que ella ve como alguien vulgar, con “sabor a poco” para sus expectativas.

Mónica Duarte (Mercedes Morán):
Mujer de carácter, vive con Natalia (Mercedes Scápola) su hija de 33 años. Desde que se separó -hace ya 30 años- jamás volvió a armar otra pareja, ni llevó a otro hombre a su casa. Se volvió fóbica y solitaria. El cierre repentino de la financiera acabó con su sueño de tener su propio restaurante. Ahora trabaja como inspectora municipal, a cargo de las habilitaciones y clausuras de locales comerciales, mientras ayuda a su hija con un micro-emprendimiento de combis escolares que va de mal en peor.
Conoce al Tano Manfredi (Dady Brieva), un empresario gastronómico que se acaba de divorciar y tiene una pizzería. Aunque tiene ganas de darle una oportunidad al amor, teme afrontar una nueva relación.

Lorena Giménez (Florencia Bertotti):
La antítesis de Mey. Nunca tuvo dinero. Vivió siempre en el conurbano, haciendo un gran esfuerzo para estudiar medicina y, al mismo tiempo, ayudar a sus padres. De hecho, postergó su carrera por ellos y llegó a tener hasta dos o tres trabajos a la vez para poder levantar una hipoteca. Hoy tiene 30 años, aún no se recibió de médica y jamás tuvo una relación estable. Siempre vivió sometida. La oportunidad le llega de manos de “Federico Müller” (Mike Amigorena), un eminente cirujano plástico, a quien comenzará a asistir en su consultorio. Pero este hombre será también quien la vuelva a enfrentar a una situación de sometimiento. Sin embargo, algo novedoso sucederá en la vida de ambos: se enamorarán perdidamente. Ella, por primera vez en su vida; y él, de la persona menos pensada.

Laura Luna (Isabel Macedo):
Laura se dedica a la comunicación. Inició su carrera en la televisión, como encargada de presentar el pronóstico del tiempo en el marco de un prestigioso noticiero. En pareja con Pablo (Esteban Lamothe) hace varios años, su sueño siempre fue formar una familia. Pero los hijos no llegaban y la angustia crecía. Así, ambos decidieron que era el momento de iniciar un tratamiento de fertilización asistida. Pero el dinero que lograron juntar para afrontar los onerosos gastos se esfumó con el cierre de la financiera. La desazón ante cada método infructuoso para conseguir el embarazo, sumado a la pérdida del capital ahorrado para tal fin, terminó por desgastar la relación.
Pasó el tiempo. Pablo es ahora conductor del noticiero y Laura se encarga de los móviles de exteriores en el mismo canal. Para peor, él tiene una nueva pareja, una colega a quien Laura detesta. Y que queda embarazada en el primer intento.

Andrea Luna (Araceli González):
Andrea aparenta tener una vida perfecta. Casada con Alejandro (Mauricio Dayub), tiene una hija de 18 años que pronto inicia un promisorio viaje a Inglaterra. La inminencia del “nido vacío”, sumado a la rutina diaria y al “agobio romántico” de su pareja, están muy lejos de reflejar ese cuadro de “familia feliz” que “los otros” creen ver. Andrea no sabe qué le pasa. Tampoco, con exactitud, puede transmitir qué quiere. Le gustaría dejar a su marido, pero no se anima. No tiene nada afuera. Ni un trabajo, ni una vocación, ni siquiera un sueño. Y como si fuera poco, está empezando a beber de más.

Via Television

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