[NOTA] Carla Peterson, entre "guapa" e "insolada": Gaspar me hace mejor actriz

La actriz que integra el grupo de Guapas y acaba de estrenar Las insoladas, en cine, se toma un tiempo para charlar sobre los desafíos como comediante y su vida en familia.



Gaspar balbucea alrededor del teléfono, junto a su mamá, la actriz Carla Peterson que charla sobre los personajes que interpreta en la película Las Insoladas y en la tira de Pol-ka, Guapas. La película de Gustavo Taretto construye diferentes estados en la terraza al sol impiadoso del verano porteño. Carla cuenta cómo vivió aquello.

"Para mí lo importante era el rol que mi personaje cumplía en el grupo. Lo que me tocaba jugar. Cada una tenía algo que hacer en ese juego y debía sostenerlo durante toda la película. El trabajo era muy grupal. Tenía que suceder estando todas juntas porque cada una era un instrumento, cada una y su canción en su tono. Nos teníamos que escuchar estando ahí. Si bien hubo un trabajo que se hizo ensayando, teníamos que trabajar en esa terraza, en esas condiciones, con ese calor real, intenso, con el sol que no dejaba ver, con la membrana plateada. En un estudio, actuás el calor. Al mismo tiempo, pasaba que éramos seis actrices filmando una película, ayudándonos, apoyándonos. La realidad era muy parecida a lo que pasa con los personajes en la película", dice la actriz que asumió el rol de líder.

"Si fuera una parte del cuerpo, sería el cerebro, la de más tiempo en el grupo, la positiva. Además, me gusta aprender siempre algo. En este caso, tomamos clases de salsa en el estilo ronda de casino. Se baila en pareja, que es como tomar clases de tango. Tenés que saber cada gesto y cómo te lleva el varón. Eso fue muy divertido".

Ellas, en la terraza, durante 24 días de alerta naranja en Buenos Aires.

"El día comenzaba a las cinco de la mañana, era de noche cuando salíamos de casa y no sabíamos cómo sería el día", comenta. Ellas deseaban que hubiera una nube en el cielo para parar de filmar y descansar, pero nunca ocurrió. "Fue como la película. El día de la marmota, camino al infierno. Prendías el televisor y decía ‘¡Alerta! No salga de su casa, tome mucha agua'. En 20 y pico de días no hubo una nube. Fue agobiante".

Carla tenía el guion de Las insoladas desde hacía cinco años. Le gustaban todos los personajes y hasta último momento no sabía cuál haría. Cualquiera le gustaba. Le tocó la mujer que no renuncia. "Para ella el ‘no' no existe. Ella repite lo que escuchó que dijeron de Cuba. En las escenas con muchas actrices no podés estudiar sólo lo que tenés que decir. Después está la situación. El juego hay que saberlo entero", comenta sobre la estructura, similar a Guapas, por el efecto coral.

"En televisión cambian los escenarios. Lo bueno de Guapas es que cada una hace su parte, juntamos todo y es un gran programa, además de las escenas en las que nos encontramos, que son muy parecidas al planteo de la película. Yo leo la escena pero hasta que no estoy con las chicas no sé qué ritmo va a tener, cómo la va a actuar cada una. Hay que estar atentas y concentradas, como en un partido de fútbol, en el que todas sabemos dónde están la pelota y el arco. Cada una sabe cuándo la pasa. Son escenas muy largas. Primero pasamos letra, estamos muy desconcentradas y como nos encontramos después de días, nos contamos todo. La producción se pone nerviosa porque hablamos, nos damos recetas, el nombre de un pediatra, decimos un chiste, una anécdota. En el momento de grabar, nos miramos, nos miramos y ¡salió!", explica con la calidez de Mey, la azafata en problemas.

- Te vemos siempre en la línea de la comedia. ¿Es tu deseo?
- Me gusta la comedia, también, la comedia dramática. Guapas tiene momentos. Mi personaje actúa situaciones muy divertidas hasta que Mey de golpe se enfrenta a la realidad. La esquiva siempre. Cuando vienen las escenas más dramáticas me gusta. Como en la vida, hay una situación dramática y si la pensás, tiene su gracia. Pero no es una decisión mía solamente. Me llaman mucho para hacer comedias. Me queda bien, la paso muy bien y cuando son programas de un año, la verdad es que prefiero transitar por las zonas más alegres, que hacer algo muy dramático, tantos días y tantas horas. Prefiero llorar de vez en cuando.

La actriz que no revela los trucos para la lágrima fácil, logra un dúo efectivo junto al actor Alberto Ajaka, Donofrio en la ficción.

"Lo conocí en el programa. Me habían hablado de él. Nos entendemos muy bien actuando. En el momento de grabar una escena, y comparo otra vez la actuación con el deporte, es como un partido de tenis amistoso. No hay competencia. Nos miramos y va. Conocemos el método de trabajo y tomamos decisiones con los personajes. Además, me gusta cómo interpretó al galán atípico. Le encontró sensibilidad, el sentimiento de un caballero, sin adorno, concreto. Están escritos los personajes pero uno decide".

Carla cuenta que a las nueve de la noche arrecian los tuits: "¡Quedate con Donofrio!", "Damelo a mí si no lo querés".

- Has trabajado con Sebastián Ortega en tiras inolvidables (Lalola, Los exitosos Pells). ¿Quedan puertas abiertas cuando mudás de escudería?
- Siempre. Voy eligiendo. Sebastián me dio mi primer protagónico. Las comedias fueron muy buenas, particulares, con una manera diferente de contar. Lalola fue un personaje fuera de lo común, un gran desafío que también me hizo mirar la televisión, los guiones, la edición, de otra manera. Voy sumando, y llevando a otros programas lo que investigué. Trabajo en el proyecto que siento que es para mí, en ese momento, y por suerte me llaman productores como Sebastián o Adrián (Suar), que son los mejores.

- ¿La maternidad reacomodó tu agenda?
- Vivo cerca de Pol-ka. Era más fácil trabajar cerca de casa, además de que el proyecto que encantaba. Son las cosas que antes no pensaba cuando elegía un trabajo: si tenía que viajar dos horas para llegar y estar 11 horas grabando. Mientras Gaspar sea tan chiquito, pienso en eso. También, en el tiempo para sentarme a estudiar en casa. Me cuesta ir a un bar. Cuando hice En terapia, con Gaspar de cuatro meses, fueron ocho días, pero no pensé el tiempo que me llevaba estudiar, el tiempo en soledad que los actores necesitan para el personaje. Al mismo tiempo, a medida que Gaspar va creciendo, me da mucho material, cosas de la libertad de los niños que vamos perdiendo. Me llena de imágenes, de palabras y alegría. Me hace mejor actriz.

Casada con el economista Martín Lousteau, Peterson comenta divertida que él llegó a Cuba justo el día del estreno de Las insoladas, la película que tiene como tema y excusa un viaje a la isla con amigas. Carla define la relación y el momento sencillamente.

"Con Martín nos acompañamos mucho, disfrutamos de lo que cada uno hace. Los dos hacemos lo que nos apasiona. Nos va bien. Cuando terminamos de trabajar, no se habla más de trabajo y tenemos nuestro tiempo para ir a la plaza a jugar, para descubrir esta vida de padres que tenemos. No estamos todo el tiempo expuestos públicamente. Hacemos vida de familia y con amigos. Estoy pasando por una época de mucha felicidad. ¿Si imaginé esta vida de tanta felicidad? Siempre la quise pero no imaginé cuándo iba a ser. Por eso la disfruto mucho", concluye con el mismo tono calmo con que ha piloteado la entrevista mientras cuida a su hijo.

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