[NOTA] Carla Peterson: El laburo para un actor es el refugio, te da contención y sobre todo salud
En una charla profunda, Carla Peterson, figura de “Guapas”, dice que aprendió lo que significa su oficio en sus tiempos de teatro off. “Yo ganaba dos mangos, volanteaba y entendí que un actor no vive en una mansión”.
Por Javier Firpo - Jfirpo@larazon.com.ar
- ¿Repartías volantes? ¡Dale!
- ¡Obvio! No estaban las redes sociales en las que anunciábamos “hoy función de pirulo” (dice histriónica).
- ¿Te sirvió ese aprendizaje?
- Pero no te das una idea cómo. Yo me formé en otro medio, con gente grande y experimentada, que me bajaba una línea, un concepto, y que hoy son herramientas a las que recurro seguido.
- ¿Qué es el escenario para una actriz como vos?
- El refugio, el laburo, el lugar de contención y la salud. A mí me pasa que en un escenario, o set televisivo, siento que nada malo me puede pasar. Y si estoy mal por algún motivo, el escenario cura, anestesia, abraza. Para el actor, es curativo. ¿Por qué, o cuándo, un actor se deprime, se enferma? Cuando no labura, cuando no lo llaman. Este oficio tiene eso. Es un viaje increíble, pero puede ser cruel. A todos nos llega en algún momento.
- Pepe Soriano dice que “la falta de trabajo es inherente al oficio de actor”.
- Exacto. Está en uno ver cómo sobrellevarlo. Nunca se está preparado para que te descarten, pero las herramientas que se adquieren en el camino del comienzo, a la larga, son como armaduras que protegen.
- ¿No extrañás tus tertulias teatrales?
- Sabés que sí. De hecho, te cuento mi sueño que haré realidad, pero no ahora: poder montar un grupo, un tallercito teatral y hacer algo en una sala. Módico, austero y muy personal.
Gratifica escuchar a esta Carla, pensante y reflexiva, humana. Además, tiene otra virtud poco frecuente en el medio: no le complica la vida al entrevistador, se la hace fácil. “A veces hay mucha solemnidad en el oficio, todo muy serio, a mí me gusta bajar los decibeles”.
- ¿Por qué te metiste en “Guapas” pudiendo haberte tomado un año sabático por tu maternidad?
- Cuando Adrián (Suar) me hizo la propuesta, de una le contesté que no, que prefería dedicarle toda mi energía a mi hijo. Siempre tan hábil, Adrián me dijo con su estilo persuasivo: “Si no podés, largás, no hay problema. Yo también soy padre y te entiendo... Lo que necesites me lo pedís”.
- ¿Te sentís medio diva en ese aspecto?
- Una reina llena de privilegios.
- ¿No te incomodan ante el resto?
- No, los agradezco.
- ¿Los merecés?
- Son años, ja. No los fui adquiriendo de un día para el otro. Pero tampoco quiero quedar como una nena caprichosa. Yo cuando pido algo es porque realmente lo necesito.´
- Además, supongo que hay escalafones entre los actores…
- Digamos que tácitos, sí. Yo no mando más que otro porque estoy hace más tiempo respecto del que está empezando, pero se supone que tengo ventajitas.
- Y para el novato es bueno que vea que hay méritos y premios, si se hacen las cosas bien…
- Ni hablar, creo que así funciona la comunidad en una tira diaria. Siempre con respeto y obligaciones. Y te lo dice una mina como yo que arrancó de abajo, pasando por todos los lugares posibles.
- ¿Ayuda hacer todo el camino?
- ¡Qué te parece! Para mí fue muy importante porque me fui armando para lo que se venía. Me fortalecí a medida que iba creciendo. Es movilizante advertir cómo vas creciendo… y sola, sin ninguna palanca.
- ¿Te sentís reconocida?
- Sí, mucho. Me siento valorada y eso es muy grato.
- ¿Cuál dirías que es tu mayor virtud como actriz?
- La intuición, el olfato. Sé cuando hay un buen proyecto. No me preguntes por qué, pero me dejo llevar por mis instintos.
- Se te ve impecable, tenés 38 años, ¿cómo te tiene la recta final de la década treintañera?
- Tratando de encontrar la fórmula para detener el tiempo… No en serio, yo estoy bien, me siento joven, agradable, me cuido y a los cuarenta los espero con los abrazos abiertos, je.
- La tele puede ser muy cruel con los que tienen más de “veinti”…
- Conozco el medio y sé que hay un culto a la belleza y una exacerbación de la juventud en la televisión… Entonces hay que marcar diferencias de otra manera.
- ¿Cómo?
- Por empezar, primero yo todavía me gusto, estoy conforme con lo que refleja el espejo. Y después, trato de cuidar lo poco que tengo y buscar otros complementos que te da la experiencia y que todavía permiten serle útil al otro.
- ¿Probarías con alguna cirugía estética?
- No me animaría. Me da miedo. No estoy preparada para ir en contra del tiempo, sino para acompañar el paso de los años de la manera más amable posible.
Vía La Razon
Por Javier Firpo - Jfirpo@larazon.com.ar
Dama indiscutida de la televisión desde hace años, hoy protagonista de “Guapas”, Carla Peterson es un fiel producto de esa cantera rica y maravillosa que es el teatro independiente. Si bien pegó el salto al estrellato en la recordada “Lalola” y ratificó sus pergaminos en “Los exitosos Pells”, Carla no se olvida de sus orígenes y de lo que tenía que deslomarse para ganarse el mango para la porción de pizza. “Creo que yo me recibí de actriz en el circuito alternativo. En los años 90 estudié teatro, trabajé en grupos y fui dirigida, enseñada y aconsejada por un verdadero maestro como Miguel Guerberof (fallecido en 2007). Él fue quien me hizo tomar conciencia de lo que es un actor, cómo labura y cómo vive de verdad”, expresa seria esta mujer cálida, agradable y de voz arrabalera.
- Digamos que te bajó a tierra y te explicó que la mayoría de los actores no tienen descapotables ni casas con piscina...
- Sí, algo así. Yo con Guerberof aprendí la pura esencia del actor. Lo que es estudiar, investigar, romperse el lomo ensayando hasta las dos de la mañana. Nos inculcaba que el actor no gana fortunas… Y yo en esa época tenía para el bondi y no mucho más. Y no te estoy hablando de hace mil años, me refiero a los comienzos del 2000.
- ¿Cómo te recordás entonces?
- Feliz, con una polenta absoluta. Era otra mina, je. Sin un mango, insisto, y no me importaba porque quería incorporar conocimientos para volcarlos en las obras que hacía (“Todo está bien si termina bien”, “Para todos los gustos” y “El castillo de Kafka”). Y repartía volantes por el Abasto para que viniera la gente.
- ¿Repartías volantes? ¡Dale!
- ¡Obvio! No estaban las redes sociales en las que anunciábamos “hoy función de pirulo” (dice histriónica).
- ¿Te sirvió ese aprendizaje?
- Pero no te das una idea cómo. Yo me formé en otro medio, con gente grande y experimentada, que me bajaba una línea, un concepto, y que hoy son herramientas a las que recurro seguido.
- ¿Qué es el escenario para una actriz como vos?
- El refugio, el laburo, el lugar de contención y la salud. A mí me pasa que en un escenario, o set televisivo, siento que nada malo me puede pasar. Y si estoy mal por algún motivo, el escenario cura, anestesia, abraza. Para el actor, es curativo. ¿Por qué, o cuándo, un actor se deprime, se enferma? Cuando no labura, cuando no lo llaman. Este oficio tiene eso. Es un viaje increíble, pero puede ser cruel. A todos nos llega en algún momento.
- Pepe Soriano dice que “la falta de trabajo es inherente al oficio de actor”.
- Exacto. Está en uno ver cómo sobrellevarlo. Nunca se está preparado para que te descarten, pero las herramientas que se adquieren en el camino del comienzo, a la larga, son como armaduras que protegen.
- ¿No extrañás tus tertulias teatrales?
- Sabés que sí. De hecho, te cuento mi sueño que haré realidad, pero no ahora: poder montar un grupo, un tallercito teatral y hacer algo en una sala. Módico, austero y muy personal.
Gratifica escuchar a esta Carla, pensante y reflexiva, humana. Además, tiene otra virtud poco frecuente en el medio: no le complica la vida al entrevistador, se la hace fácil. “A veces hay mucha solemnidad en el oficio, todo muy serio, a mí me gusta bajar los decibeles”.
- ¿Por qué te metiste en “Guapas” pudiendo haberte tomado un año sabático por tu maternidad?
- Cuando Adrián (Suar) me hizo la propuesta, de una le contesté que no, que prefería dedicarle toda mi energía a mi hijo. Siempre tan hábil, Adrián me dijo con su estilo persuasivo: “Si no podés, largás, no hay problema. Yo también soy padre y te entiendo... Lo que necesites me lo pedís”.
- ¿Te sentís medio diva en ese aspecto?
- Una reina llena de privilegios.
- ¿No te incomodan ante el resto?
- No, los agradezco.
- ¿Los merecés?
- Son años, ja. No los fui adquiriendo de un día para el otro. Pero tampoco quiero quedar como una nena caprichosa. Yo cuando pido algo es porque realmente lo necesito.´
- Además, supongo que hay escalafones entre los actores…
- Digamos que tácitos, sí. Yo no mando más que otro porque estoy hace más tiempo respecto del que está empezando, pero se supone que tengo ventajitas.
- Y para el novato es bueno que vea que hay méritos y premios, si se hacen las cosas bien…
- Ni hablar, creo que así funciona la comunidad en una tira diaria. Siempre con respeto y obligaciones. Y te lo dice una mina como yo que arrancó de abajo, pasando por todos los lugares posibles.
- ¿Ayuda hacer todo el camino?
- ¡Qué te parece! Para mí fue muy importante porque me fui armando para lo que se venía. Me fortalecí a medida que iba creciendo. Es movilizante advertir cómo vas creciendo… y sola, sin ninguna palanca.
- ¿Te sentís reconocida?
- Sí, mucho. Me siento valorada y eso es muy grato.
- ¿Cuál dirías que es tu mayor virtud como actriz?
- La intuición, el olfato. Sé cuando hay un buen proyecto. No me preguntes por qué, pero me dejo llevar por mis instintos.
- Se te ve impecable, tenés 38 años, ¿cómo te tiene la recta final de la década treintañera?
- Tratando de encontrar la fórmula para detener el tiempo… No en serio, yo estoy bien, me siento joven, agradable, me cuido y a los cuarenta los espero con los abrazos abiertos, je.
- La tele puede ser muy cruel con los que tienen más de “veinti”…
- Conozco el medio y sé que hay un culto a la belleza y una exacerbación de la juventud en la televisión… Entonces hay que marcar diferencias de otra manera.
- ¿Cómo?
- Por empezar, primero yo todavía me gusto, estoy conforme con lo que refleja el espejo. Y después, trato de cuidar lo poco que tengo y buscar otros complementos que te da la experiencia y que todavía permiten serle útil al otro.
- ¿Probarías con alguna cirugía estética?
- No me animaría. Me da miedo. No estoy preparada para ir en contra del tiempo, sino para acompañar el paso de los años de la manera más amable posible.
Vía La Razon
Comentarios