[SCAN | NOTA] Carla Peterson tapa de la Revista Ohlalá!

Hace 7 años que salió la primera Ohlalá! Carla Peterson fue la primera chica de la tapa. Y ahora vuelve para decir lo que cambió en su vida.

PD: AMO las fotos que hacen en esa revista. Siempre!














Carla Peterson: "Creo que por el lado positivo siempre llegás"

Nos acompañó desde el primer número y es una amiga de la casa que refleja su crecimiento en estos siete años con una única fórmula: se diseña día a día siendo fiel a ella misma


Hace siete años, cuando OHLALÁ! salió a la calle, Carla Peterson fue nuestra primera chica de tapa. En aquel momento estaba soltera y era una de las actrices más prometedoras en teatro y televisión.

Hoy, casada con Martín Lousteau, madre de Gaspar, de dos años, y con varios logros profesionales cumplidos, charla con nosotras sobre los cambios en su vida, el aprendizaje de aceptar las dificultades, de disfrutar el presente, y el desafío de acompañar a su marido en su carrera política, terreno desconocido para ella.


Este mes, cumplimos siete años y estamos modificando algunas cosas. Vos fuiste nuestra primera tapa, ¿sentís que cambiaste mucho en estos años?
A mí me pasó de todo.

¿Qué te pasó?
En realidad, no veo el cambio total, el salto, sino que lo voy viendo como una cosa atrás de la otra. Si volviera a hace siete años, seguro que me daría mucha impresión, pero lo vivo como algo normal. En ese momento no me imaginaba que mi vida iba a estar así, como la vivo hoy; aparte, también había algo de incertidumbre, supongo, no me acuerdo, pero tener una familia...

¿Sos de planificar?
Ahora ya no mucho. Si pongo mucha garra, puedo planificar unas vacaciones, pero concentrándome mucho. Por eso, no soy de ponerme muchas cosas ni de cargarme de tareas, porque no llego. Pero sí tengo objetivos amplios, dejándome muchas libertades.

Hay una frase que dice que la vida te enseña a través del amor o del dolor, ¿cómo sentís que aprendiste?
De las dos cosas: del dolor, mucho, muchísimo, y del amor también. Cuando nació mi hijo, fue una cosa tremenda. De él me emociona todo, te pueden decir cómo hacer tal cosa, pero ir viendo sus tiempos, lo que él quiere, cómo crece, cómo se comunica con vos, todo eso es lo que él me enseña a mí. Y después, con el dolor inevitable de las cosas a las que te enfrenta la vida, cuando alguien muy querido se enferma, cuando suceden cosas inesperadas. Mi papá se enfermó de golpe, tuvo un ACV hace cinco años. Esas son situaciones en las que algo cambia para siempre. Y es entonces cuando aprendés un montón. Sobre todo, aprendés a aceptar. Me acuerdo de que, apenas lo operaron, me llevaron a un lugar y me enseñaron cómo sentarlo en una silla de ruedas. Yo dije: "Pará, esto es para cuando yo sea más grande". Mi papá tuvo que aprender otra vez a caminar, a hablar, a agarrar un tenedor, como un chico. Todo de nuevo. Es muy fuerte porque es algo que no te esperás que suceda, y ahí sí, es crecer y cambiar de golpe.


¿Cómo te vinculás con él hoy?
Nos vemos una vez por semana. Ayer pasó por casa, por ejemplo, él no se recuperó del todo.

Pero ¿se moviliza solo?
No. Lo que hicimos fue armar todo un sistema de llevar, traer, estar. Su mujer lo ayuda mucho. De todas maneras, según dónde te afecta, podés hacer una cosa u otra. Él no puede hablar, pero canta. Se comunica diciendo algunas palabras, haciendo gestos que a veces no se entienden. Por ejemplo, mi nombre no lo puede decir, pero puede cantar canciones enteras. La música está en la parte emocional, no tiene que razonar para pensar, en cambio, mi nombre sí lo tiene que pensar. Reconoce a todo el mundo, vos lo ves y parece que estuviera perfecto aunque no puede hablar, pero cuando canta, canta. O puede rezar, expresar esas cosas que uno no las piensa, las que aprendió hace mucho. Hay algunos métodos para aprender a hablar con música, él hace eso, pero digamos que no le estaría saliendo muy bien.

Ocuparse de los padres es crecer de golpe.
A veces no lo puedo creer, yo cumplo 41 años. Mi papá era muy joven, le pasó a los 64. Yo tenía una abuela de 97, la mamá de él, que se murió el año pasado. Como les decía, no me lo esperaba. Mi mamá viaja, va, viene, todavía me ayuda a mí, por eso esto fue muy desconcertante. En mi vida todo se fue dando siempre de manera bastante normal, tranquila. Pero esto fue algo que se adelantó. Y yo cambié muchísimo, porque de lo que me hizo darme cuenta es de que estas cosas le pueden pasar a una. Hay cosas que las sabés pero, hasta que no te pasan, no las sentís.

Es difícil ver a los papás débiles, sobre todo al padre.
Mi papá era mi súper héroe, él era aviador presidencial, era genial. Cuando era chiquita, iba en los vuelos con él, pasaba con un helicóptero por el jardín de mi casa. Es tremendo. Lo bueno que tiene mi papá es que no perdió su alegría. Y eso me enseña mucho. Él siempre fue muy divertido, muy friendly, y eso no lo perdió, canta todo el tiempo y eso lo salva. Sigue haciendo chistes, y eso es lo que reconozco, aunque no es el mismo papá que yo tenía.

¿Te permitís bajonearte?
Sí, me he deprimido, pero poco. Lo que sucede es que es lo natural, entonces intento aceptar. No soy de quedarme en la angustia, porque, además, suena el teléfono y tengo que ir a hacer cosas. ¿Qué hago, me quedo llorando? No, lo hago. Pero trato de no negar lo que estoy sintiendo.

En esos momentos de tristeza, ¿Martín contiene o es de esos tipos que se ponen nerviosos?
Sabe muy bien cómo ayudar. Él es. emocionalmente inteligente.

¿A qué te referís con "emocionalmente inteligente"?
Y, no sé, me salió. Es una persona muy sensible y puede entender las emociones y los sentimientos del otro. Es cuidadoso desde el lado emocional. Como también le pasaron cosas difíciles en su vida y a él le gusta que lo acompañen, supongo que por eso sabe acompañar. Es súper fuerte, se la re banca. Igual, desde que estamos juntos, siempre decimos que tenemos mucha suerte, que estamos disfrutando de una linda etapa, de un lindo momento. Nos detenemos a mirar y decimos: "Estamos bien, ya hace más de tres años que estamos juntos, y fueron todos momentos de tranquilidad muy lindos", así que nos detenemos a disfrutar porque sabemos que eso cambia en cualquier momento.

¿Y cómo te ves ahora en tu rol de compañera política?
Ahora voy a ver cómo es. Una vez le dije a Martín que yo era actriz porque soy una persona muy responsable, pero no quiero tener responsabilidad sobre los demás. En mi trabajo, si bien tengo responsabilidades porque hay empresas de por medio y soy la cara de mucha gente que apuesta para que funcione un programa de televisión o una obra de teatro, hago algo que no es fundamental en la vida de la gente. Y soy consciente de eso. Pero lo que él hace sí es fundamental. Y yo, desde que soy chica, sabía que esa no era la vida que iba a elegir. No lo pensaba con relación al hombre que me acompañaría, pero sabía que no lo quería para mí. Entonces, ahora me pasa que estoy dispuesta a acompañarlo, pero no me gusta estar metida, porque no es mi ámbito.

¿Es decir que alguna vez te habías preguntado si te gustaba la política y ya te habías respondido que no?
En mi casa la política nunca fue un tema, era algo que estaba a un costado. Aparte, a mí me gusta pensar cosas creativas. De golpe, cuando lo veo a él en su campaña, puedo ver cómo comunica, las cosas que hace, las propuestas que tiene. Ahora, cada uno tiene su lugar y es ahí donde nos tenemos que ubicar y definir qué es importante para el otro. Yo siempre le digo: "Si estreno una obra de teatro, para mí es importante que vos estés, pero cuando voy a un evento no". Porque esas son cosas mías. El otro día, justo nos preguntábamos: "¿Hacemos notas juntos?"... Y ahí estamos, analizándolo, porque nunca lo hicimos: yo hago notas de actriz y él, de política.


Pero ¿si a vos te dicen que le sirve a su imagen y gana votos?
Si él quiere..., qué sé yo, a mí no me gusta. Hoy nos vamos a sentar a ver cuáles son las prioridades, porque si estoy todo el día acompañándolo a él, Gaspar queda solo en casa. Ahora, en las cosas importantes yo quiero estar, pero el estar por aparecer y que nos vean juntos no, eso no.

¿No dimensionaste su rol político?
No, y no lo hago ahora. En el día a día, él se va a trabajar y muchas veces intento separarlo un poco, bueno, separarlo no, porque no se separa, pero compartir otras cosas para que él descanse. Pero con respecto a lo que dicen, quizá más adelante... Ahora, en las 24 horas del día, no me da el tiempo para todo. Pienso en mi trabajo, mi hijo, mi casa. Mi proyecto es el de una familia con él, el de una vida feliz juntos. Como a él su proyecto político lo hace feliz, yo lo acompaño. Por supuesto que creo en lo que él dice, lo apoyo y lo ayudaría en todo lo que pueda.

Su jefe de campaña dirá: "¡Por favor, Carla, aparecé!". Tenés un poder inmenso que te cayó de sopetón.
Sí, pero igual me pregunto..., ¿podemos llegar a hacer una nota? Mmm, no sé, pensémoslo. Lo que decimos es: "Vos decime qué es importante para vos y yo te acompaño". Tonterías no, lo importante sí. Después, sucede la vida real; sábado, después de toda la semana, 9 de la mañana: "¿Vamos a tal lado?"; "No, amor, vos quedate con Gaspar, yo voy y vengo, en una hora estoy y después vamos a la plaza". Y lo mismo yo, tengo que ir a ensayar y "voy y vengo rápido, no me vengas a buscar". Muchas veces, tenés un plan o una idea, pero la realidad la modifica, el trabajo, Gaspar, la casa.

Hay un crecimiento muy fuerte de la mujer que eras hace 10 años a la que sos ahora.
Sí, de ser solita... Miren ahora: estaba todo vacío y lo llené. No fue de golpe. Tuve tiempo de ir acomodando. Ya pensaba que no, que los casilleros tal vez no los llenaba, como tener un hijo o una pareja así, con tanto amor.

¿Ya pensabas que no?
Estaba en un momento en el que quizá esa no se me daba. En todo me iba muy bien, en el trabajo, en la vida, en los amigos. Pero esa no me salía. Y ya estaba pensando: "A ver, cómo se aprende a aceptar".

¿Estabas bien con esa idea o congelando óvulos?
Creo que ya estaba hasta pasada para eso. Ya se me habían desintegrado, se me habían derretido.

Pero ¿estabas resignada a no ser madre?
Sí, si lo tenía que hacer, sí. Pensaba que tenía una vida que estaba bien, que no todo el mundo tiene. Con cosas espectaculares. Obviamente, hoy prefiero tener un hijo, pero hay otras cosas que te da la vida que son maravillosas. Si me quedaba sufriendo con que no iba a tener hijos, no iba a poder ver todo lo que la vida me estaba dando. Por eso sí dependía de mí hacer ese trabajo de no quedarme en la carencia. Y en eso estaba cuando lo conocí a Martín. Yo no tuve muchas parejas largas. Es la primera vez que estoy tanto tiempo con alguien. Hay gente que tiene parejas de muchos años, yo no había tenido esa experiencia.

¿Y cómo es eso de enraizarte en una pareja?
Con él, todo es bastante normal. Algún día crecen las raíces. A veces, tenés que acomodar, pero vamos aprendiendo juntos. Por ejemplo, el tema de que la política esté tan adentro de mi casa..., trato de que no se note tanto. Sí se nota porque es inevitable, Martín está agotado, con el celular, más online que hace dos meses. Pero bueno, como es un tema fuerte, nos tenemos que juntar a hablar, una reunión de producción..., a ver cómo seguimos, cómo nos mostramos.

¿Se sientan y lo conversan? ¿Así lo administran?
Y, ¡lo vamos a tener que hacer! Generalmente lo hacemos cuando comemos.

¡Qué prolijos!
Bueno, es que Martín tiene una cosa muy de enseñar. Yo, que sumo con los dedos...

¿La mujer de un ex ministro de Economía que suma con los dedos?
Y peor. El home banking aprendí a hacerlo hace dos meses y ahora me hago la canchera y digo: "Bueno, voy a hacer la transferencia del jardín", y no entra, me rebota la página, no sé, tengo que ir al banco.

Las finanzas de tu casa debería manejarlas él.
Las debería manejar yo, ¿cómo lo voy a tener a él pagando la luz, el gas el ABL?

¿Decís que es una tarea tuya?
Y, un poco sí. Él trabaja un montón.

Este año tenés más tiempo, pero el año pasado estabas a mil.
Es verdad, no tenía tiempo de nada. En realidad, creo que deberíamos poder hacerlo los dos. Aparte, a veces lo tengo que llamar para preguntarle una estupidez, con los problemas que él tiene, y le digo: "Hola, amooor". La gran frase de él es "yo me ocupo".

Pero qué seguridad que da que diga eso..., ¿no?
¡Ah sí!, soy una viva bárbara. Él agarra un papel y una birome y empieza: "Esto es de esta manera". Te lo hace entender en dos segundos, ¡es re maestro! Su madre, su abuela, todos eran maestros. Entonces, cuando él habla, se le entiende. Te hace el gráfico, el dibujito. La casa está llena de papelitos y anotaciones.

Por todo lo que contás, tenés una actitud bastante positiva para tomarte las cosas. En todo sentido.
Y sí. Porque, como dice la frase, "el no ya lo tenés". Cada vez que dicen eso me da risa. Es más fácil caminar por lo positivo. Cuando estudiaba teatro, mi profesor no te hacía buscar en lo que vos no entendías, te hacía bucear en tu mundo, en lo que vos conocías, en la cosa de todos los días. Entonces, hacía actuar a cualquiera. Caminabas por lo seguro y no por lo frustrante. Creo que por el lado positivo siempre llegás. Me parece que así se hace más fácil.


¿Cómo te sentís para este año? ¿Qué ideas tenés para 2015?
Bueno, hay algo fuerte que es acompañar a los hombres de mi casa. Como a Gaspar lo estoy conociendo, quiero ver cómo es él ahora que está más grande, que empieza a hablar. Tener tiempo también para acompañarlo a Martín en lo que a él le gusta. Y tener tiempo para mí también, estar conmigo. Por ejemplo, estar haciendo esta obra de teatro es muy importante porque fue elegir algo que sabía que me iba a costar, que no es lo más fácil.

¿Te gustan los desafíos?
Sí, me gustan bastante. También me pregunto por qué, ¿no?, es como cambiar de trabajo cada seis meses. Ahora, estoy ensayando una obra de teatro que tiene algo de lo antiguo que está bueno, es hacer teatro clásico en Buenos Aires, que a veces no es tan común. Y además, lo que está bueno de esta obra es que es un equipo muy chico, con un director que es Javier Daulte, lo cual es genial. Pero es un trabajo bastante reiterativo, porque, si nos va bien, voy a estar seis meses haciendo lo mismo, entonces tiene que ser realmente bueno y desafiante para que se justifique salir de mi casa. Que no sea cualquier cosa.

¿Y cómo se justifica? Si pudieras decir "salgo de mi casa porque...", ¿qué hay afuera?
Algo que me modifique a mí. Que me haga saltar un escalón. Por ejemplo, correr 8 km es algo que no me divierte para nada, me tengo que despertar a veces muy temprano o después de haber trabajado un montón, pero cuando termino de correr, me creo mil, porque lo hice y me siento bien. Eso me tiene que pasar, me tiene que poner bien, si no, no lo hago. Lo que me pasa es que lo que me espera en mi casa es algo que a mí me suma mucho... Entonces, salir tiene que ser por algo que valga la pena. Aparte, yo trabajé mucho antes, se me cumplieron muchos deseos profesionales, entonces también disfruto de este momento que era lo que yo quería. Y pasa tan rápido que digo: "Bueno, si este es el momento para disfrutarlo, lo quiero disfrutar, no quiero vivirlo como algo que está ahí y me acompaña; quiero que esto sea lo importante".

Y el cambio del color de pelo, ¿es por la obra?
Sí. No es este exacto el que va a quedar, pero estamos buscando el tono para que me acostumbre, para que se acomode. Estoy viendo, me gusta, es rarísimo.

Muchos años de rubio.
Sí, igual, hice cambios en el medio. Y pasa que cuando cambiás así, cambiás toda tu ropa, porque los colores que usabas ya no te quedan bien. Cuando me teñí de pelirroja, guardaba la mitad del guardarropa, sacaba un par de cosas y empezaba a usar otros colores. Ahora me pasa que de atrás no me reconoce nadie, ni mi madre. Te ven y no estás, falta la cabeza rubia.

Todo lo relacionado con la moda, con el pelo, ¿sigue teniendo el mismo peso que antes para vos, que fuiste una suerte de Sara Jessica Parker argentina...?
Sara Peterson.

¿Te gusta ocupar ese lugar?
Me gusta. Igual, no sé si ocupo un lugar, pero en mi guardarropa seguro ocupa lugar todo lo que tengo. Me encanta la moda. A veces, no tengo tiempo y salgo como puedo de mi casa. Y más después de ser madre. Ya no te ponés un collar porque tu hijo te lo arranca, te los tira. Salís en zapatillas. Pollera no te ponés porque te tenés que andar agachando, el cochecito, pelo atado como podés...

Como decíamos al principio, un cambio enorme en todos estos años.
Un cambio gigante.

¿Qué es, entonces, crecer? ¿O qué es cambiar?
Podría ser el poder observar alrededor tuyo y, de una, aceptar y avanzar. Y yo digo "observar" porque me parece que es más fácil si te dejás acompañar. Estar atenta porque si no, es como que una vive en un globo; y, de golpe, hacer cuentas y ver los años que tenés, las cosas que viviste... Estar presente y también acumular como una riqueza, lo bueno, lo malo, los errores, los aciertos, sumar todo y saber que eso está ahí.

Por Teresa Elizalde, Carola Birgin y Soledad Simmond

Maquilló Estefanía Novillo para Estudio Novillo con productos YSL.

Peinó Joaquín Persson para Sergio Lamensa. Agradecemos al Palacio Duhau-Park Hyatt y a Josefina Rivero por su colaboración en esta nota.






Comentarios

Anónimo dijo…
Carla terrible actriz, una genio total, la re banco y la re quiero... Desde Uruguay un saludo, el blog me encanta!
Anónimo dijo…
She is the most beautiful actress.i love her smile.(mas hermosa en el mundo,amo la sonrisa de carlita)♥♥♥♥
julia dijo…
Que bonita.la amo.

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