[ENTREVISTA] El amor, esa película de todos los días • Una Noche De Amor

Un matrimonio de 12 años y las sombras de la separación, los ejes de la comedia romántica con Carla Peterson y Sebastián Wainraich


Por María Fernanda Mugica PARA LA NACION



Si esto fuera una película tendría que empezar en un restaurante. Sebastián Wainraich, comediante y conductor de radio, charla con el dueño del lugar. De pronto se le ocurre una idea y se la plantea a su amigo: ¿Y si una pareja decidiera repentinamente levantarse de la mesa que le asignaron e irse?

Seguiría una elipsis. En el futuro, que es ahora, Wainraich aparece en una sala de conferencias de un hotel. A su lado está la actriz Carla Peterson. Los dos se disponen a conversar con la prensa sobre Una noche de amor, la película que él escribió inspirado en aquella charla en el restaurante y que protagoniza con ella.

¿Qué pasó en el medio de esta historia? ¿Cómo esa idea se transformó en la película que dirigió Hernán Guerschuny y que se estrenará mañana?

"Casi siempre las ideas son más grandes, como un tipo que se cae de un quinto piso -dice Wainraich-. Esto era algo chiquito. Pensé por qué una pareja querría irse de un restaurante y me puse a pensar quiénes eran ellos dos. Se me ocurrió que podía pasar todo en una noche. Y a partir de ahí lo empecé a construir".

Así fue como Wainraich construyó a Leonel y Paola, que están juntos hace 12 años y tienen dos hijos. Una noche, los amigos de toda la vida con los que iban a comer cancelan la salida: decidieron separarse. Entonces Leonel y Paola salen solos por primera vez en mucho tiempo, con la sombra de la ruptura acechándolos y obligándolos a reflexionar sobre su propia pareja.

Peterson se sumó al proyecto enseguida, tras leer el guión. "Que lo haya escrito él me llamó mucho la atención, no sabía que hiciera estas cosas. Después de juntarme con Sebastián y el director, y que me explicaran qué querían contar más allá de esta situación, cuál iba a ser este mundo y cómo empezar a armarlo, me resultó interesante y atractivo. Yo tenía que poner la visión de la mujer en este matrimonio."

Escribir la mitad femenina del matrimonio no fue un gran problema para Wainraich, que está en pareja desde hace muchos años con la actriz, conductora y comediante Dalia Gutman, con quien tiene una hija y un hijo. Pero tanto él como Peterson coinciden en lo interesante que fue el intercambio de ideas en ese aspecto. "Muchas veces les devolvía algo más, algo que yo creía que iba a hacer crecer a mi personaje -dice la actriz-. Me reía mucho, todo el tiempo les hacía el chiste de decir: «¡Qué película machista!». Pero lo que trataba era de no separar al hombre y a la mujer, sino de ver cómo ambos intentan llevar adelante esto de ser un núcleo cuando hay algo más complicado."

Lo central en Una noche de amor es la pareja y su relación, pero los personajes son presentados como personas con una vida propia -él es guionista y ella, psicóloga- que va más allá del matrimonio. "De a ratos te pegás con tu pareja, pero ellos tratan de tener una vida separada -dice Wainraich-. De hecho, la tienen. Si la pareja empieza a ser uno, te morís."

Mientras Paola es la más positiva de los dos y siempre se está divirtiendo, según explica Peterson sobre su propio personaje, Leonel usa el humor como mecanismo de defensa. "Cuando mi personaje hace chistes, en realidad, se está haciendo el boludo -dice el actor-. Sobre todo en la primera parte de la película, en la que está ocultando lo que les está pasando a ellos que, de repente, están una noche solos cuando no lo esperaban y tienen que hacer tiempo para ir a buscar a los chicos. En el primero y el segundo acto él hace chistes para que no se pudra, para que sea una noche más. Es un poco cobarde. Hasta que el personaje de Carla estalla. Me gusta cuando la comedia se mezcla con el drama. Si resolvíamos la película de otra manera perdíamos fuerza y densidad."

Para Peterson es más fácil interpretar un personaje extremo que uno más cercano a su propia vida como mujer profesional, esposa y madre de un niño de tres años. "Actuar de uno es aburridísimo y contar una situación cotidiana sin hacer un chiste para mí era más difícil -dice-. Pero este humor y esta manera de contar la historia tiene que ver con este matrimonio. Después de 12 años de casados es difícil que se rían a carcajadas. La diversión es distinta. Para mí era un lindo desafío encontrarle la vuelta a un personaje con el que no podés hacer grandes cosas, buscar la forma de contar algo íntimo de dos personas. Es una manera distinta de mostrar mi trabajo. La película tiene muchas cosas de la comedia romántica: los paisajes, la pareja, la noche, la música. Pero está contado de otra forma."

Esta primera experiencia como guionista fue muy satisfactoria para Wainraich, quien hasta ahora se había dedicado al stand up, a escribir cuentos, a trabajar en televisión y a conducir su exitoso programa radial Metro y medio, junto con Julieta Pink. A pesar de no tener experiencia previa en escribir guiones, se animó sin recurrir a libros o cursos. "Tengo mis talleres literarios encima, vi mucho cine, leo mucho y escribo mucho -dice-. Es todo ensayo y error. Los cuentos o las obras de teatro que hago son muy distintas al guión. Pero que sea distinto me ayudó porque, si no, corría el riesgo de repetir la fórmula. Es divertido pensar los personajes, las situaciones, cómo hablan."

Ante la pregunta sobre si va a seguir escribiendo guiones, la que responde es Peterson con un entusiasta "¡Sí!". "Mi amiga dice que sí", agrega Wainraich, sonriendo.

La actriz asegura que va a seguir actuando en lo que él escriba, aun si implica venirse desde Washington, donde está acompañando a su marido, Martín Lousteau, el flamante embajador de la Argentina en los Estados Unidos. En ese rol de esposa de embajador, Peterson no planea hacer ningún trabajo oficial para difundir el cine argentino, pero dice que es un tema del que seguro va a hablar adonde sea que vaya. "Para mí la Argentina es el mejor lugar del mundo para ser actor. Todo es posible. Hay buenos actores y directores, en el cine y en el teatro. Creo que es un lugar privilegiado. En otras partes del mundo es muy difícil producir una obra de teatro y acá hay mucho teatro, tanto comercial como independiente. En el cine pasa lo mismo. Los actores argentinos son cada vez más conocidos en todo el mundo y a los directores se los llevan para trabajar en otros países."

La distancia no impide que Peterson y Wainraich ya vayan soñando con otra oportunidad para trabajar juntos. Tal vez, hasta interpretando los mismos personajes. "Esta pareja pide otra historia -dice el guionista-. No sería una segunda parte, una continuación de esto, sino otro día en la vida de ellos. Dentro de dos o tres años. Cómo siguen, el crecimiento de sus hijos, sus vidas profesionales".


Si esto fuera una película, acá vendría el final. Abierto, con la posibilidad de una secuela.

Vía La Nacion

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