[FOTOS | ENTREVISTA} TELEVISIÓN Carla Peterson y Nancy Dupláa: amigas más allá de la grieta | 100 Días Para Enamorarse

Por Ricardo Marín


Carla Peterson y Nancy Dupláa no son precisamente dos gotas de agua. Tienen trayectorias profesionales diferentes y estilos artísticos distintos. Tampoco coinciden en su vida personal: Dupláa es explicita al exponer sus ideas políticas, afines al kirchnerismo. Peterson mantiene un perfil bajo en ese ámbito, pero está casada con el economista Martín Lousteau -exembajador en los Estados Unidos del gobierno de Mauricio Macri y actualmente diputado- ubicado en una vereda opuesta, en términos ideológicos, a la de su compañera. Un combo propicio para imaginarlas con cierta lejanía en lo personal, en márgenes enfrentados de lo que en los últimos años se llamó "la grieta". Dupláa se ríe de esta fantasía: "Nada que ver. Nos conocemos hace muchísimo y siempre nos llevamos perfectamente bien". Peterson acota, también sonriente: "La propuesta de hacer esta tira surgió a partir de la idea de que trabajáramos juntas justamente porque tenemos personalidades diferentes, pero nos llevamos perfectamente bien"

Se conocen desde 1995, cuando recién empezaban sus carreras y compartieron el elenco de Montaña rusa. La tira que las reunió, se estrena mañana en Telefé: 100 días para enamorarse. Allí, Dupláa es Antonia. "Ella tuvo siempre una vida difícil con apremios económicos, tanto de soltera como de casada. Su mamá murió cuando era chica y se crió con el papá, que era mecánico. Con Laura, el personaje de Carla, se conocen desde chicas. La historia las muestra desde que son adolescentes, con sus personalidades muy diferentes, pero en una relación en la que ambas se complementan", cuenta. Los dilemas del personaje de Peterson son otros: "Laura está casada hace 18 años con Gastón, al que interpreta Juan Minujín . Ambos son abogados. Tiene dos hijos varones. Uno adolescente y otro por entrar a la adolescencia. Trabajan juntos. Llevan una vida muy ordenada, muy estructurada, pero entre ellos hay un malestar que durante estos años decidieron ocultar. Ciertos acontecimientos que se producen en el primer capítulo hacen que Laura tome la decisión de separarse. Al principio sin darse cuenta de las consecuencias que puede provocar. Hasta que Gastón le propone esperar estos cien días para ver qué les pasa y si pueden salvar la pareja".

-En una pareja de años en la vida real, ¿es posible tomar medidas para prevenir una crisis?
Dupláa: -Para mí, sí. Pero lo esencial es que tiene que haber ganas de compartir la vida con el otro. Elegirse todo el tiempo. Cuando eso está, la mejor prevención es hablar los problemas, conversarlos. Ese es un punto fundamental en cualquier relación, de amigas, de compañeros de trabajo o de pareja, cuando aparece algún resquebrajamiento hay que enfrentar las cosas, sacarse las caretas y poner las cosas sobre la mesa.

-¿Cuándo la crisis aparece sin que se la vea venir, funcionan los pactos, como en la tira?
Dupláa: -Las crisis te dan la oportunidad de buscar una solución. Si no la hay se debe tomar una decisión y ser valiente. Cortar con algo que no puede seguir adelante y que pesa mucho como para seguir cargándolo. En el caso de mi personaje, ella es una mujer joven, vital, que si seguía con su vida tal cual estaba se iba a enfermar.

Peterson: -Para mí, lo que propone la tira es un replanteo acerca de qué significa la pareja, la familia. Si tiene que ser siempre de una manera o si existen otras posibilidades de relación familiar. Es cómodo vivir todos en un mismo lugar, pero para eso los miembros tienen que estar bien individualmente y así ver si pueden funcionar juntos bajo un mismo techo. En mi caso, por mi familia de origen, sé lo que son matrimonios separados. Tengo bisabuelos separados. Ya mi abuela era hija de un segundo matrimonio. El programa igual trata de otras cosas también. La gente se va a poder identificar con muchas cuestiones. Trata búsquedas interiores, de distintos momentos en la vida de las mujeres. No solo habla de los matrimonios, sino también de la amistad y la relación entre mujeres.

-¿Cómo es la relación entre dos actrices, ambas en roles protagónicos?
Dupláa: -Depende de cada caso. Nosotras nos conocimos hace muchos años. Éramos pendejas, diferentes a lo que somos ahora, es verdad, pero siempre nos llevamos bien, nos divertimos mucho juntas. Yo soy payasa y ella continuamente hace chistes que me hacen reír muchísimo. Admiro mucho a Carla. Conozco el camino que hizo para llegar adonde está. Tuvo que pagar el derecho de piso y esforzarse un montón. A mí me resultó más fácil. Tuve una estrella luminosa rápida y me dejé llevar por ella. Me tocó eso en la vida y lo disfruté. Ahora, con nuestras carreras hechas las dos, apareció esta oportunidad de encontrarnos y a mí me flasheó.

Peterson: -A mí me gusta trabajar con compañeros que admiro, con los cuales uno sabe que puede poner en juego un proyecto que le va a interesar a la gente y que esos compañeros van a aportar su talento para que eso funcione. Eso acá se da y hay mucho intercambio entre nosotros para encontrar las mejores maneras de sumar en el trabajo. Es muy interesante cuando se arma un grupo con el que, más allá de las fórmulas que son conocidas, se puede encontrar un lenguaje propio y la representación de un mundo con ciertas particularidades que lo hacen distinto. Con Nancy me pasa que sé que con ella lograr eso es posible, porque tengo claro lo que es y lo que puede dar.

-¿Tuvieron que reforzar su vínculo en la vida real para interpretar a estas amigas en la ficción?
Peterson: -Un vínculo así no se puede forzar. Se hace lo que sale natural. Uno se ve con las amigas de acuerdo a las posibilidades, pero nunca como una obligación. En este caso es lo mismo: antes de empezar a grabar, nos llamamos un poco más seguido que en otras épocas y nos juntamos un poco más frecuentemente. Pero una vez que empezamos la rutina ya no nos sobra el tiempo a ninguna de las dos para juntarnos a cada rato y eso no significa que no nos llevemos bien.

-¿Recuerdan experiencias anteriores en los que tuvieron que trabajar con compañeros con los que no tenían buena relación?
Peterson: -Cuando me convocan, suelo saber como puede andar la cosa con la gente que me proponen que trabaje. En general acepto cuando veo que está la gente con la que las cosas van a fluir. Por suerte siempre me funciona y la paso bien en los grupos de los programas que me toca trabajar.


Dupláa: -En general es como dice Carla. Por otro lado cuando se pone onda, enseguida empieza a generarse un ambiente agradable para laburar. Pero como en todo, nada es color de rosa. En este como en todo trabajo hay días mejores y otros no tan buenos. Hay humores diferentes, según el día. Hay momentos en que todo fluye y otros en los que se dan roces. Eso pasa en todos los ámbitos de la vida.

Ante la pregunta sobre qué puede llegar a complicar un ambiente de trabajo en una tira, las dos contestan a coro que los libros. "Para mí son lo más importante para que el trabajo arranque bien. Si de entrada los guiones no funcionan y plantean cosas que complican el trabajo del actor, te obliga a sentarte con el director a replantear las cosas y en las escenas surgen dudas entre los compañeros. Inevitablemente ahí todo se empieza a descomponer", sostiene Dupláa. Más adelante, al dar su opinión sobre el asunto, Peterson agrega otro elemento: "También el individualismo. Las historias se cuentan entre varios. Si bien hay protagónicos, los protagonistas nunca están solos y si no hay un trabajo colectivo, las cosas también se empiezan a trabar".

-Con las denuncias de abuso que se dan actualmente aquí y en extranjero, ¿cambiaron ciertas cosas en los ambientes de trabajo?
Dupláa: -Ya no nos callamos como antes. En la época en que nosotras empezamos a trabajar, los actores más grandes que nosotras tenían ciertas facultades donde era normal hacer ciertas cosas y donde era normal también que nosotras nos calláramos, porque eso estaba naturalizado y era así. Hoy eso fue cambiando.

Peterson: -Había como una cosa que no llegaba a ser maltrato, pero sí cierta prepotencia que se toleraba. Algunos directores te marcaban con mala onda si eras mujer y no te salían las cosas como él quería. Hoy eso no pasa. Si algo sale mal se busca la manera de encontrarle la vuelta entre todos para que salga bien y se lo toma con humor. Antes había miedo.

- Desde afuera se ve esto como algo que explota ahora. ¿Es así o el proceso lleva años?
Dupláa: -El tema viene desde hace mucho. Ahora se generalizó porque antes era más difícil enterarse lo que pasaba tanto afuera como acá. Hoy con las redes sociales todo se hace público y se masifica más rápidamente.

Peterson: -Y las personas sometidas también aprendimos a no dejarnos paralizar por el miedo. Es lo que pasó con algunas chicas que hablaron de lo que sufrieron hace tiempo, porque en su momento no pudieron hacerlo por miedo. Por un lado está lo personal y también la sociedad que empezó a ver esto como algo repudiable, cosa que antes no pasaba. Era un tema que se ocultaba o al que no se le daba cabida, como si fuera menor.

-¿Y los hombres? ¿Cambiaron su actitud?
Duplaá:- Hoy están muy atentos y aun aquellos que siempre mantuvieron una línea de respeto, se van aggiornando porque aparecen conceptos a los que una sociedad como la de la que venimos los que tenemos más edad, tanto hombres como mujeres, no le prestaba tanta atención. Hay un acomodamiento en nuestra generación al que nos vamos plegando y los jóvenes ya lo toman como algo natural. Tanto los varones como las mujeres. Es un proceso maravilloso, aunque aparezcan cosas de mierda también, como cierta intolerancia o reacciones de violencia desproporcionada.

Peterson: -Lo último que decís es verdad. Hay que tratar de no enojarse tanto. Pero a veces es muy difícil no enojarse porque todo lo que aparece es muy agresivo. Yo antes nunca me preguntaba si era feminista o no. Siempre me pareció natural defender los derechos de las mujeres. Mi madre siempre trabajó. Mis abuelas también, a la par de mis abuelos en el campo. Pero la historia nos muestra hoy que pasaban otras cosas muy graves a las que no les prestábamos atención. Hoy no me distraigo tanto.


-¿En 100 días para enamorarse, aparecen estos temas?
Dupláa: -Un poco.

Peterson: -Sí, un poco. Igual los guiones no repiten todo lo que aparece en los diarios. Pero en los problemas que enfrenta esta gente aparecen cosas como las que estamos hablando, porque son las que enfrenta la gente que vive en nuestra sociedad hoy.

Separaciones en cadena

La trama de 100 días para enamorarse empieza a tejerse cuando los matrimonios de las dos amigas, Laura y Antonia, entran en crisis prácticamente al unísono. Laura está casada con Gustavo (Minujín), que es abogado como ella y con quien tiene dos hijos, Rodrigo (Franco Rizzaro) y Santiago (Jeremías Batto Collini). La pareja no anda bien desde hace tiempo y cuando empieza la tira, la insatisfacción eclosiona. Laura le plantea a Gastón que quiere separarse, pero antes de dar ese paso deciden tomarse cien días de distancia para ver si pueden recomponer el vínculo. Como buenos abogados que son redactan un decálogo, a modo de contrato, en el que figuran los derechos, obligaciones, reglas y límites que tendrá cada uno durante el tiempo que se toman para vivir por separado.

Antonia (Nancy Dupláa) está casada con Coco (Pablo Rago) y trabaja en una inmobiliaria. Es hija única de una pareja de clase media. Fue criada por su papá Gino (Osvaldo Laport). Quedó embarazada de joven y crió a su hija Juani (Maite Lanata) con la ayuda de Coco, con quien compartió su crianza sin preguntar demasiado acerca de la identidad de su padre biológico.

El destino hará que Antonia se reencuentre con el amor de su vida, Diego Castelnuovo (Luciano Castro). Y esto, sumado a la decisión de Laura, hará que Antonia se replantee su relación con Coco y se anime a vivir su verdadero amor.

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